
THE LATIN VOX (28 de septiembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La reactivación de amplias sanciones de Naciones Unidas contra Irán, en vigor desde la madrugada del domingo y por primera vez en una década, ha provocado una airada reacción del gobierno iraní.
La medida llega después del fracaso de las negociaciones nucleares con las potencias occidentales y en medio de una profunda crisis económica en el país.
El paquete de sanciones, que incluye restricciones a todas las transacciones vinculadas con los programas nucleares y balísticos de Teherán, fue aprobado en el Consejo de Seguridad pese a los intentos de Rusia y China de aplazar su implementación hasta abril.
Para Irán, el retorno a resoluciones anuladas en 2015 bajo el acuerdo nuclear es “legalmente infundado e injustificable”.
“El restablecimiento de estas medidas carece de validez. Todos los países deben abstenerse de reconocer esta situación ilegal”, declaró el Ministerio de Exteriores iraní.
Un golpe a la economía
El anuncio coincidió con la caída récord del rial frente al dólar en el mercado negro —1,12 millones por billete verde—, un reflejo inmediato del nerviosismo económico.
“La situación ya era muy difícil, pero ahora será peor”, comentó Dariush, un ingeniero iraní de 50 años. “Los precios están subiendo y el nivel de vida es mucho más bajo que hace apenas dos o tres años”.
El centro de estudios International Crisis Group advirtió que, aunque Teherán ha aprendido a maniobrar bajo las sanciones de Washington, el “efecto combinado” de la reactivación de las medidas de la ONU puede agravar la inflación, la volatilidad cambiaria y la parálisis de infraestructuras.
Occidente insiste en la vía diplomática
Pese al endurecimiento, los principales actores occidentales subrayaron que la diplomacia sigue abierta. El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, instó a Teherán a aceptar “negociaciones directas de buena fe”, al tiempo que pidió a los Estados miembros de la ONU que implementaran “de inmediato” las sanciones para presionar a los dirigentes iraníes.
Los ministros de Exteriores del Reino Unido, Francia y Alemania reiteraron en un comunicado conjunto que seguirán buscando “una solución diplomática para garantizar que Irán nunca adquiera un arma nuclear”.
Su homólogo alemán, Johann Wadephul, fue tajante ante la Asamblea General: “No teníamos otra opción. Irán debe cumplir sus obligaciones. Pero seguimos abiertos a un nuevo acuerdo”.
Por su parte, la alta representante de la Unión Europea, Kaja Kallas, subrayó que las sanciones “no deben significar el fin de la diplomacia”.
Moscú y Pekín marcan distancia
No todos los actores aceptaron la reactivación de las sanciones. Rusia anunció que no las aplicará, calificándolas de inválidas.
Su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, acusó a Occidente de “sabotear soluciones constructivas” y de recurrir al “chantaje” contra Teherán.
China también manifestó su oposición a la medida, aunque sin llegar a una confrontación abierta en el Consejo de Seguridad.
El trasfondo de una negociación rota
El acuerdo nuclear de 2015 —que limitaba severamente las actividades atómicas iraníes a cambio de levantar sanciones— quedó debilitado tras la retirada de Estados Unidos bajo Donald Trump en 2018. Los contactos indirectos entre Washington y Teherán, mediados por Omán este año, se derrumbaron en junio después de ataques israelíes y estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes.
El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, denunció que Washington solo ofrecía un “respiro temporal” a cambio de entregar todo el uranio enriquecido del país, una propuesta que calificó de “inaceptable”.
Mientras tanto, Teherán ha permitido el regreso de inspectores de la ONU a sus plantas nucleares, intentando proyectar una imagen de cooperación técnica pese al aislamiento diplomático.
Crédito fotográfico: NDTV