THE LATIN VOX (29 de junio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En medio de una creciente tensión geopolítica y tras una serie de ataques a sus instalaciones nucleares, Irán podría estar a pocos meses de reiniciar la producción de uranio enriquecido, advirtió Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en una entrevista con CBS News divulgada ayer.
Entre ruinas y centrifugadoras
Pese a los bombardeos lanzados por Israel el 13 de junio contra sitios nucleares y militares iraníes —a los que se sumaron ataques estadounidenses posteriores a tres instalaciones clave del programa atómico iraní—, el panorama que pinta Grossi no es tranquilizador.
“Podrían tener, en cuestión de meses —o incluso menos—, varias cascadas de centrifugadoras operando nuevamente y produciendo uranio enriquecido”, afirmó el jefe del OIEA.
Esta evaluación contradice la narrativa optimista de Washington. El presidente Donald Trump, quien ordenó los ataques, declaró que el programa nuclear de Irán había sido «retrasado décadas». Sin embargo, Grossi matiza: “algunas instalaciones siguen en pie”, dejando abierta la posibilidad de una rápida recuperación.
El misterio del uranio desaparecido
Uno de los puntos más inquietantes de la entrevista es la incertidumbre sobre el paradero de unas 408,6 kilogramos (900 libras) de uranio altamente enriquecido al 60%, material que, si se refina aún más, podría servir para fabricar hasta nueve bombas nucleares.
“No sabemos dónde está ese material”, confesó Grossi. “Algunas cantidades pudieron ser destruidas en los ataques, pero otras pudieron haberse trasladado antes. Necesitamos claridad”.
La revelación alimenta el temor de que, lejos de ser contenido, el programa nuclear iraní se haya vuelto aún más opaco y difícil de monitorear.
Puertas cerradas a los inspectores
La respuesta de Irán ha sido igualmente contundente. El Parlamento votó para suspender la cooperación con el OIEA, y rechazó la solicitud de Grossi para inspeccionar los sitios dañados, incluida la instalación de Fordow, una de las más importantes para el enriquecimiento de uranio.
“Necesitamos confirmar qué hay allí, qué ocurrió y dónde está el material”, insistió Grossi. La falta de acceso pone en jaque los esfuerzos internacionales de verificación y alimenta una peligrosa zona gris en la que los datos confiables escasean.
Estados Unidos: confianza en el golpe, pero sin certezas
En paralelo, el presidente Trump declaró en Fox News que no cree que Irán haya logrado mover su material nuclear antes del ataque. “Es algo muy difícil de hacer, y no les dimos mucho tiempo. No movieron nada”, aseguró.
Sin embargo, el hecho de que ni el propio OIEA pueda confirmar esto ha sembrado dudas en círculos diplomáticos.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, expresó el sábado su respaldo al organismo nuclear de la ONU: “Apoyamos los esfuerzos críticos del OIEA para verificar y monitorear la situación en Irán. Valoramos su profesionalismo y dedicación”, dijo en un comunicado.
Un reloj nuclear vuelve a correr
La entrevista completa de Grossi será emitida este domingo en el programa televisivo Face the Nation, pero sus adelantos ya sacudieron a las cancillerías del mundo. Lo que parece cada vez más claro es que, lejos de estar destruido, el programa nuclear iraní podría estar adaptándose, ocultándose y preparándose para una nueva etapa.
Si Teherán logra reactivar la producción de uranio enriquecido y mantenerlo lejos del ojo internacional, el mundo podría estar avanzando hacia una nueva y peligrosa fase nuclear, con consecuencias impredecibles para la estabilidad de Medio Oriente y el equilibrio global.
En palabras del propio Grossi: “Esta es una situación en la que la comunidad internacional no puede darse el lujo de cerrar los ojos”.
¿Se avecina una nueva crisis nuclear, o aún hay margen para la diplomacia? El reloj atómico parece estar, una vez más, en cuenta regresiva.
Crédito fotográfico: IAEA