THE LATIN VOX (5 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Una importante operación contra el tráfico de personas ha tenido lugar en Irlanda del Norte, con cientos de arrestos realizados en las últimas semanas. Las autoridades están intensificando sus esfuerzos para desmantelar las redes criminales que han estado aprovechando la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte para facilitar el paso ilegal de migrantes hacia Gran Bretaña.
Según las autoridades, las mafias están cobrando hasta 8.000 euros por paquetes de viaje ilegales que prometen una alternativa más segura a los peligrosos cruces del Canal de la Mancha en pequeñas embarcaciones.
Esta serie de detenciones se enmarca dentro de la Operación Comby, una campaña lanzada por el Ministerio del Interior del Reino Unido en abril de este año. La operación tiene como objetivo reforzar los controles de inmigración rutinarios establecidos por la Operación Gull, una colaboración de larga data entre las fuerzas de seguridad británicas y la Garda Siochána de la República de Irlanda para combatir el abuso del Área Común de Viaje (CTA).
Esta zona permite que los ciudadanos de Reino Unido e Irlanda viajen libremente entre las islas de Irlanda, Gran Bretaña, la Isla de Man y las Islas del Canal sin necesidad de pasaporte.
Sin embargo, este acuerdo ha generado controversia, ya que algunos migrantes irregulares han comenzado a utilizar Belfast como una especie de «puerta trasera» para entrar en la República de Irlanda y luego continuar su viaje hacia Gran Bretaña.
Durante una operación de tres días realizada esta semana, que se centró en el tránsito de personas en dirección opuesta, se produjeron varias detenciones en puertos y aeropuertos de Irlanda del Norte, Manchester, Liverpool, Holyhead y Cairnryan.
Uno de los casos más reveladores ocurrió en el aeropuerto de Belfast, cuando oficiales de inmigración detuvieron a un iraní que había viajado desde Barcelona a Dublín haciéndose pasar por ucraniano. Al intentar abordar un vuelo en Belfast, los agentes sospecharon que su pasaporte ucraniano era falso y, tras una rápida inspección, el hombre admitió que era iraní.
Este arresto ha abierto una posible pista que podría llevar a la desarticulación de una red de tráfico de personas que operaría en Dublín u otras partes de Europa.
Según Jonathan Evans, inspector de la unidad de investigaciones criminales y financieras en Belfast, los numerosos sellos de inmigración en el pasaporte del detenido indicaban que el documento había sido manipulado por una organización criminal para que pareciera que el individuo había cruzado varias fronteras sin ser detenido.
Además, Evans advirtió que la práctica de las mafias de utilizar Irlanda como una «puerta trasera» hacia el Reino Unido está creciendo. Los migrantes que recurren a estos grupos criminales pagan entre 5.000 y 8.000 euros por un paquete que incluye vuelos desde Europa, documentos falsificados, el viaje hasta Belfast y los billetes para llegar a su destino final en Gran Bretaña.
Un negocio altamente lucrativo para las organizaciones delictivas, que calculan que los costos de operación son de unos 1.000 euros por persona, lo que les deja un margen considerable de ganancia.
Las autoridades de inmigración también han señalado un aumento en el número de solicitudes de asilo en Irlanda, que han subido de menos de 5.000 en 2019 a más de 17.500 hasta la fecha este año.
Este aumento ha generado un intenso debate político en Irlanda, especialmente después de que la ministra de Justicia, Helen McEntee, sugiriera que algunos de los solicitantes de asilo podrían estar llegando a través de Irlanda del Norte.
En este contexto, la preservación de la «frontera invisible» entre Irlanda e Irlanda del Norte ha sido una cuestión política clave, especialmente durante las negociaciones del Brexit.
La operación Comby forma parte de un esfuerzo más amplio para cerrar las brechas en los controles fronterizos y desalentar a las mafias que explotan el CTA.
Aunque el enfoque es más visible y orientado a la prevención, también se está utilizando para aumentar la conciencia pública sobre los riesgos y las consecuencias del tráfico de personas. Para las autoridades, el objetivo es no solo desmantelar estas redes criminales, sino también disuadir a los migrantes de poner en riesgo sus vidas al recurrir a estos métodos ilegales de tránsito.
Este problema no solo afecta a las autoridades británicas e irlandesas, sino que también tiene repercusiones para Europa en su conjunto, ya que los traficantes operan en un ámbito transnacional.
A medida que la Operación Comby continúa, las autoridades esperan que este tipo de intervenciones se conviertan en una herramienta crucial para frenar el crecimiento del tráfico de personas en la región y reforzar la seguridad y el control sobre las fronteras.
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