THE LATIN VOX (7 de noviembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En medio de la creciente controversia por la caza de ballenas en Islandia, un colectivo de organizaciones internacionales de conservación y bienestar animal ha instado al presidente islandés, Guðni Th. Jóhannesson, a intervenir y suspender la decisión del gobierno de otorgar una nueva licencia de caza a Hvalur, la última empresa cazadora de ballenas en Europa. La solicitud llega en un momento clave, justo antes de las elecciones nacionales que se celebrarán a fin de mes.
A principios de este año, Islandia concedió una licencia temporal para que la compañía Hvalur, dirigida por el veterano cazador Kristján Loftsson, pudiera matar más de 100 ballenas de aleta durante la temporada de caza. Esta decisión se tomó a pesar de que el año anterior se había suspendido temporalmente la caza debido a preocupaciones sobre la crueldad del proceso, específicamente por los informes que indicaron que las ballenas demoraban hasta dos horas en morir durante la caza.
La controversia y las solicitudes de intervención
Las organizaciones internacionales que incluyen a OceanCare, Whale and Dolphin Conservation, Orca, la Fundación Capitán Paul Watson y la Environmental Investigation Agency (EIA) han enviado una carta abierta a la presidenta Halla Tómasdóttir, expresando su profunda preocupación por la renovación de la licencia de caza de ballenas. En su misiva, los grupos subrayan que tomar una decisión sobre la caza de ballenas en este período de transición política iría en contra del espíritu de la democracia y la gobernanza responsable, especialmente cuando las encuestas muestran que la mayoría de los islandeses se oponen a la caza de ballenas.
“La decisión de otorgar una nueva licencia de caza antes de las elecciones, sin una autoridad plenamente legitimada, podría tener un impacto negativo en el legado ambiental de Islandia y su relación con la comunidad global”, afirman las organizaciones. También hacen un llamado a postergar cualquier decisión hasta que un gobierno electo esté en funciones.
El contexto político y la gestión de la caza de ballenas
Kristján Loftsson, el último cazador de ballenas en Europa, ha solicitado ahora una licencia indefinida para continuar con su actividad. El gobierno islandés, dirigido por el primer ministro Bjarni Benediktsson, había anunciado previamente que la solicitud de Loftsson sería evaluada por Jón Gunarsson, designado como representante especial en el Ministerio de Alimentación, Agricultura y Pesca.
Gunarsson, un miembro del Partido de la Independencia y conocido crítico de la moratoria temporal sobre la caza de ballenas impuesta en 2023, fue uno de los principales opositores a la suspensión decidida por la exministra de Pesca, Svandís Svavarsdóttir, del Movimiento Izquierda-Verde. La suspensión de la caza, que se basaba en un informe que evidenciaba violaciones a la legislación de bienestar animal, fue posteriormente anulada por el defensor del pueblo, quien dictaminó que la suspensión era ilegal.
Implicaciones internacionales y el debate sobre la caza de ballenas
Aunque la emisión de licencias para la caza de ballenas es una tarea administrativa en Islandia, el asunto ha desatado un debate que va más allá de las fronteras del país. Islandia, que ha mantenido una postura ambigua respecto a la caza comercial de ballenas, se abstuvo recientemente de votar en decisiones clave durante la Comisión Ballenera Internacional (CBI), un movimiento interpretado por sus aliados internacionales como una señal de una posible revalorización de sus prácticas de caza.
El apoyo a la caza de ballenas en Islandia ha sido históricamente un tema divisivo, con una parte significativa de la población que lo apoya desde un punto de vista cultural y económico, mientras que otros abogan por la protección de las ballenas y los ecosistemas marinos. Las preocupaciones sobre el bienestar animal, la sostenibilidad y la reputación internacional del país como un defensor del medio ambiente están al frente de las críticas.
Las organizaciones internacionales de conservación advierten que permitir la caza de ballenas en este momento podría deteriorar la imagen de Islandia en la arena internacional, afectando negativamente su liderazgo en la conservación marina. «Postergar la decisión sobre nuevas licencias hasta que un gobierno plenamente elegido esté en funciones honraría los procesos democráticos de Islandia y fortalecería su reputación como un responsable guardián de los ecosistemas marinos», concluyen.
Un futuro incierto para la caza de ballenas en Islandia
Con las elecciones islandesas a la vuelta de la esquina, la situación es incierta. Si bien el gobierno actual tiene la autoridad para emitir licencias, las presiones internas y externas continúan aumentando. El debate sobre la caza de ballenas sigue siendo un tema polarizante que refleja no solo las tensiones entre el desarrollo económico y la conservación, sino también la forma en que Islandia desea ser percibida por la comunidad internacional en relación con sus políticas ambientales.
A medida que la política islandesa se prepara para un cambio de rumbo tras la disolución de la coalición gubernamental en octubre, muchos esperan que el nuevo gobierno que surja tras las elecciones pueda resolver este conflicto de manera más equilibrada, tomando en cuenta tanto los intereses de los pescadores tradicionales como la creciente demanda global de proteger las especies marinas.
Crédito fotográfico: Sergei Gapon/Anadolu/Getty Images