
El Gabinete de Seguridad de Israel ha aprobado un acuerdo de alto el fuego con Hamás, que incluye la liberación de decenas de rehenes israelíes a cambio de prisioneros palestinos y una pausa inicial de seis semanas en el conflicto en Gaza.
La ratificación se produjo tras un retraso que generó temores sobre posibles desacuerdos de última hora entre Israel y Hamás, así como amenazas de miembros de la coalición gubernamental de extrema derecha de desbaratar meses de negociaciones para poner fin al conflicto.
El acuerdo ahora pasa al Consejo de Ministros para su aprobación final, con la expectativa de que se implemente el domingo con la liberación de los primeros rehenes y prisioneros.
El presidente israelí, Isaac Herzog, elogió la decisión del Gabinete de Seguridad y expresó su esperanza de que el gobierno en pleno también lo apruebe pronto, calificándolo como «un paso vital en el camino para cumplir con el compromiso básico que una nación tiene con sus ciudadanos».
Sin embargo, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, conocido por su postura ultraderechista, reiteró su oposición al acuerdo y pidió a otros miembros del gobierno que votaran en contra, argumentando que «todos saben que estos terroristas intentarán dañar de nuevo, intentarán matar de nuevo».
El acuerdo, negociado con la mediación de Qatar, Estados Unidos y Egipto, prevé un intercambio inicial de 33 rehenes israelíes, incluyendo niños, ancianos y enfermos, por más de 1,700 prisioneros palestinos en fases subsiguientes.
Durante la primera fase del canje, que durará un mes y medio, Israel retirará sus tropas de Gaza y permitirá el regreso de los desplazados.
A pesar de la aprobación del Gabinete de Seguridad, las tensiones internas persisten, con Ben-Gvir amenazando con dimitir y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, votando en contra pero permaneciendo en la coalición.
Mientras tanto, los ataques en Gaza continúan, con más de 113 palestinos muertos desde el anuncio del acuerdo.
El objetivo del alto el fuego es convertirlo en definitivo, sujeto a futuros acuerdos entre Netanyahu y el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La comunidad internacional observa de cerca el desarrollo de este acuerdo, esperando que marque el inicio de una paz duradera en la región.