Israel ataca red financiera de Hezbolá en Líbano

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FOTO: BBC

En un dramático aumento de las tensiones entre Israel y Hezbolá, aviones de combate israelíes llevaron a cabo ataques precisos en Líbano, apuntando a una asociación financiera vinculada a Hezbolá, el poderoso grupo militante y político libanés respaldado por Irán. Los ataques, que se produjeron en las primeras horas de la madrugada del domingo, impactaron en varias instalaciones clave, lo que podría tener consecuencias de gran alcance en la estabilidad económica y política de la región.

Según fuentes de seguridad libanesas, las áreas afectadas incluyen varias oficinas de una organización financiera que presuntamente apoya a Hezbolá mediante actividades económicas que facilitan el lavado de dinero, el financiamiento de armas y la evasión de sanciones internacionales. Los ataques, descritos por Israel como un “golpe preventivo contra la infraestructura del terror”, subrayan una estrategia más amplia para debilitar a Hezbolá no solo militarmente, sino también a nivel económico.

Este ataque específico parece estar en línea con una creciente preocupación por la creciente influencia de Hezbolá en la política libanesa y su control de diversas instituciones, incluidas aquellas vinculadas a la economía y el sistema financiero del país. La asociación atacada es parte de una red de organizaciones que se cree que financian operaciones de Hezbolá y otros grupos afines.

Israel ha estado aumentando sus acciones militares en las fronteras con Líbano en respuesta a lo que percibe como una amenaza existencial de Hezbolá, una organización que no solo cuenta con el apoyo de Irán, sino que también posee un vasto arsenal de cohetes y misiles de largo alcance capaces de alcanzar profundamente en el territorio israelí.

Aunque los detalles exactos del ataque siguen siendo escasos, testigos en el sur del Líbano informaron de explosiones en las cercanías de edificios identificados como centros financieros de la organización. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron la operación, señalando que «objetivos clave» fueron destruidos con éxito. Se estima que no hubo bajas civiles, aunque algunos edificios cercanos sufrieron daños significativos.

El gobierno libanés condenó rápidamente los ataques, calificándolos como una “violación flagrante de la soberanía nacional”, y convocó al embajador de Israel ante las Naciones Unidas para exigir una condena internacional. El presidente libanés, en un comunicado, aseguró que su país “no se dejará intimidar por los intentos israelíes de desestabilizar la región”.

Por su parte, Hezbolá, a través de un comunicado emitido por su canal de televisión Al-Manar, afirmó que los ataques “no quedarán sin respuesta” y advirtió a Israel de las “consecuencias devastadoras” si continúan las agresiones. “Cualquier acción contra la resistencia y sus recursos será respondida con firmeza”, declaró un portavoz del grupo.

Este tipo de amenazas no son inusuales en el contexto de los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá, pero el hecho de que la ofensiva haya tenido como objetivo una estructura financiera y no una base militar o un almacén de armas es significativo. Los expertos sugieren que este cambio de enfoque refleja una estrategia israelí más amplia para desmantelar las bases de apoyo logístico y económico de Hezbolá, minando su capacidad operativa sin desatar necesariamente una guerra a gran escala.

El ataque ha generado temores sobre un posible impacto negativo en la ya frágil economía libanesa. El país ha estado sumido en una profunda crisis financiera desde 2019, con un sistema bancario colapsado y una inflación descontrolada. La ofensiva israelí sobre objetivos vinculados a Hezbolá podría desatar represalias, llevando a una mayor inestabilidad en los mercados financieros y desalentando la inversión extranjera en la región.

En particular, la destrucción de instalaciones financieras relacionadas con Hezbolá podría tener efectos colaterales en la economía informal del Líbano, de la cual dependen miles de ciudadanos que utilizan estas instituciones para realizar transferencias de dinero, recibir remesas del extranjero o acceder a créditos. Si bien Hezbolá es una organización paramilitar, también juega un papel clave en la vida política y económica del país, con fuertes lazos en diversas comunidades libanesas, especialmente entre los chiítas.

El Banco Central del Líbano ha emitido un comunicado en el que afirma estar monitoreando la situación de cerca y asegura a los ciudadanos que se tomarán medidas para “proteger la estabilidad financiera del país”, aunque muchos analistas son escépticos ante la capacidad del banco para enfrentar los desafíos resultantes de la reciente ofensiva.

El ataque de Israel no puede analizarse de forma aislada. Está vinculado a la creciente rivalidad en Oriente Medio entre Israel e Irán, que respalda militar y financieramente a Hezbolá. A medida que las tensiones entre estos dos países aumentan, los enfrentamientos en las fronteras del Líbano y Siria parecen ser un campo de batalla secundario en una guerra mayor por la influencia en la región.

Israel ha intensificado su presión sobre Hezbolá en los últimos meses, tanto en el frente diplomático como militar. Su objetivo es limitar la capacidad de Irán para usar a Líbano como una plataforma para lanzar ataques contra territorio israelí, un temor persistente desde la guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá.

Por otro lado, Irán ha sido firme en su apoyo a Hezbolá, viendo al grupo como una pieza clave de su estrategia de disuasión frente a Israel. Los ataques israelíes contra infraestructuras críticas vinculadas a Hezbolá probablemente aumentarán las tensiones entre Teherán y Tel Aviv, elevando los riesgos de una confrontación directa en el futuro cercano.

A nivel internacional, los ataques han generado reacciones mixtas. Estados Unidos, un aliado cercano de Israel, reafirmó el derecho de Israel a defenderse de lo que denomina como “amenazas existenciales” en su frontera norte, y reiteró su condena hacia las actividades de Hezbolá, calificándolas de “desestabilizadoras”. Mientras tanto, la Unión Europea ha hecho un llamado a la “contención” y ha instado a ambas partes a evitar una escalada que pueda desembocar en una guerra total.

Rusia, que tiene influencia tanto en Israel como en Líbano y Siria, ha pedido moderación y ha instado a resolver las tensiones a través del diálogo diplomático, aunque sus palabras no parecen haber tenido un impacto significativo en los acontecimientos sobre el terreno.

El reciente ataque israelí contra una asociación financiera vinculada a Hezbolá en Líbano es un desarrollo preocupante en una región ya frágil y llena de tensiones. Con el potencial de desencadenar represalias violentas y profundizar la crisis económica de Líbano, las próximas semanas serán clave para determinar si esta acción será vista como un ataque preventivo efectivo o el inicio de una nueva fase de confrontación directa entre Israel y Hezbolá, con implicaciones que podrían extenderse mucho más allá de las fronteras libanesas.


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