En una significativa escalada de hostilidades en el Medio Oriente, Israel lanzó ataques aéreos sobre Tiro, una ciudad del sur de Líbano famosa por sus antiguas ruinas romanas y su rico patrimonio cultural. Los bombardeos, ocurridos la noche del martes 23 de octubre de 2024, tuvieron como objetivo posiciones vinculadas a Hezbolá, el poderoso grupo militante que opera en el sur de Líbano. Este incidente marca un aumento considerable en las tensiones regionales tras semanas de enfrentamientos fronterizos y el intercambio de misiles entre Hezbolá y las fuerzas israelíes.
Los ataques aéreos impactaron cerca del sitio arqueológico de Tiro, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, conocido por sus impresionantes ruinas de la época romana, incluidos el hipódromo antiguo, templos y necrópolis. Aunque no se ha confirmado la magnitud del daño a las ruinas, la Dirección General de Antigüedades de Líbano expresó profunda preocupación por los posibles daños a los tesoros culturales de la ciudad. Informes iniciales indican que los ataques tenían como blanco la infraestructura militar de Hezbolá, pero la proximidad al sitio arqueológico ha generado alarma entre organizaciones locales e internacionales dedicadas a la preservación cultural.
Funcionarios libaneses condenaron el ataque, acusando a Israel de agresión imprudente y de poner en riesgo tanto a civiles como a monumentos históricos. «Estos ataques son una violación de nuestra soberanía y ponen en peligro no solo a nuestro pueblo, sino también a nuestro patrimonio global compartido», declaró un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Líbano. Medios locales informaron sobre posibles víctimas civiles, aunque las cifras aún no se han verificado, con temores de que las bajas aumenten si el conflicto se intensifica.
Hezbolá prometió retaliación, calificando los ataques aéreos como un «acto de guerra provocador» que recibirá una «respuesta adecuada». El grupo ya ha incrementado el lanzamiento de cohetes hacia el norte de Israel en los últimos días, en respuesta a las contramedidas del ejército israelí (IDF). Funcionarios israelíes subrayaron la necesidad de neutralizar las capacidades de Hezbolá, señalando el creciente arsenal de misiles de precisión del grupo y sus posiciones fortificadas cerca de la frontera israelí. Un portavoz del IDF declaró: «Nuestros ataques están dirigidos exclusivamente a desmantelar la amenaza terrorista de Hezbolá. No atacamos deliberadamente sitios culturales o civiles».
Este enfrentamiento forma parte de un contexto regional volátil más amplio, ya que tanto Israel como Hezbolá se han involucrado en un peligroso juego de provocaciones tras la guerra en Gaza y la creciente inestabilidad en Siria. Irán, un aliado clave de Hezbolá, también juega un papel crucial, alimentando los temores de un conflicto regional más amplio. Los esfuerzos diplomáticos liderados por las Naciones Unidas para desescalar la situación han progresado poco, con ambas partes manteniéndose firmes en sus posiciones.
Las reacciones internacionales a los últimos bombardeos han sido rápidas, con la ONU y otros líderes mundiales pidiendo moderación. La UNESCO ha solicitado inspecciones inmediatas para evaluar cualquier daño a los tesoros arqueológicos de Tiro. «El patrimonio cultural es irremplazable y debe ser protegido en tiempos de conflicto», afirmó Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO. Mientras tanto, organizaciones humanitarias como la Cruz Roja se están movilizando para brindar ayuda a las áreas civiles afectadas.
Los ataques cerca de Tiro han generado preocupaciones más amplias sobre la protección de sitios culturales en zonas de guerra. Preocupaciones similares han sido planteadas por la destrucción de monumentos históricos en Siria e Irak en los últimos años, donde los conflictos han afectado algunos de los sitios antiguos más valiosos del mundo. En el caso de Tiro, la historia de la ciudad se remonta a más de 4.000 años y ha sido testigo de numerosas ocupaciones, desde los fenicios hasta los romanos y los otomanos.
Por ahora, el futuro de las antiguas ruinas de Tiro y de su población civil está en juego, mientras las tensiones entre Israel y Hezbolá continúan escalando. El riesgo de una mayor confrontación sigue siendo alto, y los analistas advierten que una escalada descontrolada podría extenderse a toda la región, involucrando a países vecinos como Siria, Irán e incluso potencias internacionales.
La comunidad internacional sigue de cerca la situación. El secretario de Estado de los EE. UU., Antony Blinken, instó a ambas partes a mostrar moderación y priorizar los canales diplomáticos para evitar más derramamiento de sangre. Francia, antigua potencia colonial con lazos históricos con Líbano, ha pedido un alto el fuego inmediato, con el presidente francés Emmanuel Macron ofreciéndose como mediador en las conversaciones entre Israel y Líbano.
A medida que los eventos se desarrollan, la gente de Tiro se enfrenta tanto a las secuelas inmediatas de los bombardeos como a la amenaza de nuevos ataques. Para muchos, la preocupación no solo es por su seguridad, sino también por la supervivencia del legado cultural e histórico invaluable de su ciudad, que ahora podría convertirse en otra víctima del conflicto moderno.