En un movimiento sin precedentes desde la Segunda Intifada, el ejército israelí desplegó tanques en la ciudad de Jenín, en Cisjordania, como parte de una operación militar intensificada. Este despliegue, que marca la primera vez en décadas que se utiliza este tipo de armamento en el área, ha generado fuertes críticas internacionales y profundizado la crisis en la región.
Según fuentes oficiales israelíes, la incursión tenía como objetivo desmantelar lo que describieron como «infraestructuras terroristas» operadas por grupos armados palestinos en Jenín. En el transcurso de la operación, las fuerzas israelíes informaron enfrentamientos con milicianos palestinos y aseguraron la captura de armas y explosivos.
Impacto humanitario
El Ministerio de Salud palestino reportó que al menos 12 personas resultaron heridas, incluyendo mujeres y niños, mientras que cientos de familias fueron desplazadas temporalmente debido a los combates. Organismos humanitarios, como la ONU, expresaron su preocupación por el uso de fuerza desproporcionada y la escalada del conflicto.
Reacciones internacionales
La Autoridad Palestina condenó el ataque, calificándolo como una «provocación sin justificación» y un «crimen de guerra». Por su parte, Estados Unidos y la Unión Europea hicieron un llamado al cese de las hostilidades y al retorno al diálogo. Mientras tanto, miles de ciudadanos en ciudades como Ramallah y Hebrón salieron a protestar contra las acciones militares.
Este despliegue ocurre en un contexto de creciente tensión entre Israel y los territorios palestinos. Desde principios de 2025, los enfrentamientos han dejado decenas de muertos y heridos en ambos lados, alimentando temores de un conflicto más amplio en la región.
El panorama sigue siendo incierto, con analistas advirtiendo que el uso de tanques en Cisjordania podría marcar un nuevo punto de inflexión en el prolongado conflicto israelí-palestino.