THE LATIN VOX (30 de junio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En una controvertida decisión que mezcla política, diplomacia y seguridad nacional, un tribunal israelí ha aplazado las audiencias previstas esta semana en el prolongado juicio por corrupción contra el primer ministro Benjamin Netanyahu.
La medida, que responde a una solicitud del propio Netanyahu, se produce en un contexto de crecientes tensiones regionales y tras un inesperado respaldo público del presidente estadounidense Donald Trump.
La corte de distrito de Jerusalén aceptó parcialmente la petición de Netanyahu, quien alegó razones confidenciales vinculadas a la seguridad y diplomacia del Estado. Entre los argumentos presentados figuraban su implicación directa en negociaciones sensibles con el grupo palestino Hamás y con Irán, además de la situación de rehenes israelíes aún retenidos en Gaza.
El fallo judicial llega pocos días después de que Trump instara abiertamente a cancelar el juicio, describiéndolo como una “caza de brujas” y pidiendo en redes sociales que fuera “CANCELADO INMEDIATAMENTE, o se concediera un perdón a un Gran Héroe”, en referencia a Netanyahu.
El primer ministro israelí respondió agradeciendo el apoyo del expresidente estadounidense a través de su cuenta oficial en X, alimentando la controversia sobre la independencia judicial y la presión internacional.
Netanyahu fue acusado formalmente en 2019 de soborno, fraude y abuso de confianza en tres casos distintos. En uno de ellos, se le acusa, junto a su esposa Sara, de recibir lujosos obsequios —valorados en más de 260,000 dólares— de parte de millonarios a cambio de favores políticos. En los otros dos, se le imputa haber intentado manipular la cobertura de medios israelíes a su favor.
Desde que comenzó el juicio en mayo de 2020, Netanyahu ha solicitado repetidamente su postergación, aduciendo múltiples motivos, desde crisis políticas internas hasta conflictos bélicos. Esta vez, sin embargo, la decisión judicial se basó también en argumentos presentados por el jefe del Mossad y el director de inteligencia militar, quienes respaldaron la necesidad de suspender temporalmente las audiencias.
La fiscalía israelí, por su parte, ha evitado comentar las declaraciones de Trump. Sin embargo, dentro del país la reacción no se ha hecho esperar. Yair Lapid, líder de la oposición, criticó duramente la injerencia extranjera, afirmando que “Trump no debería interferir en un proceso judicial de un país independiente”.
La situación ha vuelto a colocar a Israel en una delicada balanza entre su política interna y los intereses internacionales. Mientras Trump afirma que un acuerdo de alto el fuego con Hamás está “muy cerca”, funcionarios israelíes y palestinos se muestran escépticos.
La imagen de Netanyahu como líder indispensable en medio del conflicto regional podría reforzar su narrativa política, pero también agrava las dudas sobre si el proceso judicial contra él puede seguir su curso con plena independencia.
Con esta nueva pausa en el proceso legal, el caso Netanyahu sigue siendo no solo un asunto judicial, sino también un reflejo de la intersección cada vez más tensa entre poder, justicia y geopolítica en Medio Oriente.
Crédito fotográfico: CNN/Getty Images