Tras una intensa operación militar para desalojar a los milicianos que se habían atrincherado en una escuela en la Franja de Gaza, las fuerzas israelíes se encontraron con una escena de horror y devastación: decenas de niños muertos, heridos y traumatizados por los combates.
La operación, que duró más de 12 horas, comenzó el martes por la mañana, cuando las tropas israelíes rodearon la escuela Al-Shuhada, donde se sospechaba que se escondían varios miembros de la Yihad Islámica, un grupo armado aliado de Hamas.
Según el ejército israelí, los milicianos abrieron fuego contra los soldados desde el interior del edificio, lo que desencadenó un intercambio de disparos y explosiones que sacudieron el vecindario.
Los soldados israelíes respondieron con tanques, helicópteros y drones, tratando de neutralizar a los atacantes y evitar bajas civiles.
Sin embargo, la escuela estaba llena de niños, que habían acudido a clases como cualquier otro día. Muchos de ellos quedaron atrapados en el fuego cruzado, sin poder escapar ni recibir ayuda.
Algunos lograron refugiarse en los baños o en las aulas más alejadas del tiroteo, pero otros no tuvieron tanta suerte y fueron alcanzados por las balas o los escombros.
Cuando los soldados israelíes lograron entrar en la escuela, después de reducir la resistencia de los milicianos, se toparon con una imagen desgarradora: cuerpos sin vida de niños esparcidos por el suelo, algunos todavía con sus mochilas y uniformes escolares.
También encontraron a niños heridos, sangrando y llorando, pidiendo ayuda o buscando a sus padres y amigos.
Los soldados israelíes trataron de socorrer a los supervivientes, llevándolos a ambulancias o a hospitales cercanos. También intentaron consolar a los niños traumatizados, abrazándolos y hablándoles con calma.
Uno de los soldados que participó en la operación dijo que fue una de las experiencias más duras y tristes de su vida.
“Nunca olvidaré lo que vi. Fue horrible. Ver a esos niños muertos o sufriendo me rompió el corazón. No merecían esto. Ningún niño merece esto”, dijo el soldado, que prefirió mantener su nombre en el anonimato.
El soldado dijo que él y sus compañeros actuaron con profesionalidad y humanidad, siguiendo las órdenes y las reglas de combate.
“Nosotros no empezamos esto. Fuimos atacados por unos terroristas que usaron a esos niños como escudos humanos. Nosotros solo nos defendimos y tratamos de proteger a los inocentes. Hicimos todo lo posible para evitar daños colaterales”, dijo el soldado.
El ejército israelí dijo que la operación fue un éxito, ya que logró eliminar a varios milicianos que planeaban atentar contra Israel. También dijo que lamentaba profundamente la pérdida de vidas civiles y que investigaría lo ocurrido.
Por su parte, la Yihad Islámica confirmó la muerte de algunos de sus combatientes en la escuela, pero negó que fueran responsables de la muerte de los niños. Acusó a Israel de cometer una masacre y prometió vengarse.
Según fuentes médicas palestinas, al menos 40 niños murieron y más de 100 resultaron heridos en el asalto a la escuela. Se trata del incidente más sangriento desde el inicio de la última escalada de violencia entre Israel y Gaza hace dos semanas.
La comunidad internacional ha expresado su consternación y condena por lo ocurrido y ha pedido un alto el fuego inmediato y duradero entre las partes. También ha instado a respetar el derecho internacional humanitario y a proteger a los civiles, especialmente a los niños.