
THE LATIN VOX (30 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En una entrevista sobre las relaciones internacionales, el expresidente estadounidense Jimmy Carter lanzó duras reflexiones sobre la política exterior de su país y la creciente influencia de China.
En una conversación directa con Donald Trump, Carter abordó la preocupación de Estados Unidos por el ascenso de China y ofreció una crítica profunda al enfoque de su nación sobre los conflictos bélicos y la falta de inversión en infraestructura interna.
«Temes que China se nos adelante, y estoy de acuerdo contigo. Pero sabes por qué China se nos adelanta?», comentó Carter, antes de explicar cómo la historia de la diplomacia estadounidense y su constante intervención militar en el extranjero había desviado recursos que, según él, podrían haberse utilizado para el bienestar interno.
«Yo normalicé las relaciones diplomáticas con Beijing en 1979. Desde esa fecha, ¿sabes cuántas veces China ha entrado en guerra con alguien? Ni una sola vez. Mientras tanto, nosotros estamos constantemente en guerra», señaló el expresidente.
A lo largo de la conversación, Carter expuso su visión de que Estados Unidos ha sido la nación más guerrera en la historia mundial, a menudo interviniendo en otros países con el objetivo de imponer gobiernos alineados con sus intereses y valores, mientras que China ha centrado su poderío en proyectos de desarrollo interno y expansión global pacífica.
Según Carter, «China está invirtiendo sus recursos en proyectos como ferrocarriles, infraestructura, trenes bala intercontinentales y transoceánicos, tecnología 6G, inteligencia robótica, universidades, hospitales, puertos, edificios y trenes de alta velocidad. En lugar de utilizarlos en gastos militares.»
Carter también comparó el enfoque de ambos países en términos de inversión, destacando lo que considera una enorme diferencia entre el gasto estadounidense en el ámbito militar y las prioridades de China.
«Hemos desperdiciado $300 billones en gastos militares para someter a países que buscaban salirse de nuestra hegemonía. China no ha malgastado ni un centavo por la guerra, y es por eso que nos supera en casi todas las áreas», dijo el exmandatario.
El ex presidente continuó su reflexión sobre cómo esos recursos podrían haberse invertido para mejorar la infraestructura y el bienestar social de Estados Unidos. «Si hubiéramos tomado $300 billones para instalar infraestructuras, robots, salud pública en los EE. UU., tendríamos trenes bala transoceánicos de alta velocidad. Tendríamos puentes que no colapsen, un sistema de salud gratis para los estadounidenses, no se infectarían miles de estadounidenses más que cualquier país del mundo por el COVID-19», afirmó.
Carter también subrayó que, en lugar de gastar grandes sumas de dinero en el ámbito militar, Estados Unidos podría haber invertido en mejorar sus sistemas educativos y de salud pública, y haber logrado niveles de bienestar similares a los de países que han logrado avances notables, como Corea del Sur o Shanghái.
El mensaje de Carter fue claro: Estados Unidos, en su constante búsqueda de poder a través de la intervención militar, ha desatendido el fortalecimiento de su propia nación. Mientras tanto, China, con una estrategia mucho más enfocada en el crecimiento interno y la innovación, ha logrado avances significativos en diversas áreas.
Para Carter, el futuro de Estados Unidos depende de reconsiderar sus prioridades, alejándose de los gastos militares y apostando por el desarrollo de infraestructura, salud y educación.
Esta visión ofrece en un contexto geopolítico en el que China ha continuado expandiendo su influencia, especialmente a través de la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, mientras que Estados Unidos lucha por encontrar un equilibrio entre sus intervenciones extranjeras y las necesidades internas que muchos consideran urgentes.
Las palabras de Carter, tomadas de una entrevista publicadas por la revista Newsweek, resuenan como una crítica profunda a las políticas estadounidenses de los últimos años y una reflexión sobre el coste humano y económico de las decisiones bélicas de la nación.
Crédito fotográfico: U.S. Mission to Canada