La acusación de Canadá de un intento de asesinato en la India provoca una inusual unanimidad en la política y los medios de comunicación indios

To shared

La afirmación de Canadá de que un grupo separatista sij con sede en su país planeó asesinar a un ministro indio ha generado una rara coincidencia entre los partidos políticos y los medios de comunicación de la India, que suelen estar profundamente polarizados.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo el lunes que su gobierno había frustrado un complot para matar al ministro de Asuntos Exteriores de la India, Subrahmanyam Jaishankar, durante su visita a Canadá en julio. Trudeau dijo que el grupo responsable era el Frente Nacional Sij (NSF), una organización proscrita por la India y varios otros países por sus actividades terroristas.

La acusación de Trudeau fue recibida con escepticismo por algunos analistas, que señalaron que el NSF llevaba años inactivo y que no había pruebas claras de su implicación. Sin embargo, la mayoría de los políticos y periodistas indios expresaron su apoyo al gobierno del primer ministro Narendra Modi y condenaron el supuesto intento de asesinato.

El portavoz del gobernante Partido Bharatiya Janata (BJP), Sambit Patra, dijo que el complot era un “ataque a la soberanía y la integridad” de la India y pidió a Trudeau que tomara medidas firmes contra los elementos antindios en Canadá. El líder del principal partido de la oposición, el Congreso Nacional Indio (INC), Rahul Gandhi, también se solidarizó con el gobierno y dijo que el incidente era “muy preocupante” y que debía investigarse a fondo.

Los medios de comunicación indios, que a menudo reflejan las líneas divisorias políticas e ideológicas del país, también mostraron una rara armonía en su cobertura del tema. Los principales canales de televisión y periódicos destacaron la declaración de Trudeau y elogiaron la valentía y el patriotismo de Jaishankar. Algunos medios también criticaron a Canadá por albergar a grupos separatistas sijes que buscan crear un estado independiente llamado Khalistán en el norte de la India.

La reacción unánime de la política y los medios de comunicación indios muestra el alto nivel de sensibilidad y nacionalismo que rodea al tema del separatismo sij en la India. El movimiento por el Khalistán alcanzó su punto álgido en la década de 1980, cuando provocó una violenta insurgencia que fue aplastada por el ejército indio. El conflicto causó miles de muertos y heridos, y dejó profundas cicatrices en la sociedad india.

Desde entonces, el movimiento se ha debilitado considerablemente, pero sigue siendo una fuente de tensión entre la India y algunos países occidentales, donde viven importantes comunidades sijes. La India acusa a estos países de permitir que los grupos separatistas sijes operen libremente y difundan propaganda antindia. Estos países, por su parte, defienden el derecho a la libertad de expresión y religión de sus ciudadanos sijes.

El último episodio ha puesto de relieve las dificultades para equilibrar estos intereses contrapuestos y mantener unas relaciones cordiales entre la India y Canadá. Ambos países tienen importantes vínculos económicos, culturales y estratégicos, pero también han tenido desacuerdos sobre cuestiones como los derechos humanos, el cambio climático y el comercio. El supuesto complot contra Jaishankar podría añadir más presión a esta relación ya frágil.


To shared