La cárcel puede interrumpir la atención sanitaria de las personas con enfermedad mental, según un juicio

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Un juicio por la muerte de un hombre con enfermedad mental que se suicidó en una cárcel de Toronto ha puesto de manifiesto los problemas que enfrentan las personas con trastornos psiquiátricos cuando ingresan en el sistema penitenciario. Según los testimonios de los expertos, la cárcel puede interrumpir la continuidad de la atención sanitaria de estas personas, lo que puede empeorar su estado y aumentar el riesgo de suicidio.

El juicio se centra en el caso de Soleiman Faqiri, un hombre de 30 años que padecía esquizofrenia y que fue arrestado en diciembre de 2016 por agredir a un vecino. Faqiri fue trasladado al Centro de Detención de Toronto Este, donde esperaba ser evaluado por un médico forense para determinar su aptitud para el juicio. Sin embargo, antes de que eso ocurriera, Faqiri murió tras una violenta confrontación con varios guardias de la cárcel, que le aplicaron gas pimienta, esposas, una capucha y golpes.

El juicio, que se inició el pasado 2 de noviembre, tiene como objetivo esclarecer las circunstancias de la muerte de Faqiri y hacer recomendaciones para prevenir casos similares en el futuro. Entre los testigos que han comparecido ante el jurado se encuentran expertos en salud mental, que han explicado los desafíos que supone el ingreso en la cárcel para las personas con enfermedad mental.

Uno de ellos es el Dr. Alexander Simpson, jefe de medicina forense del Centro de Adicciones y Salud Mental de Toronto, que ha afirmado que la cárcel puede interrumpir el tratamiento y el seguimiento de las personas con trastornos psiquiátricos, lo que puede provocar un deterioro de su condición. Según Simpson, la cárcel es un entorno estresante, aislado y hostil, que puede exacerbar los síntomas de la enfermedad mental, como las alucinaciones, las ideas delirantes o la paranoia. Además, la cárcel puede dificultar el acceso a los medicamentos, los servicios de salud y el apoyo social de estas personas, lo que puede afectar a su recuperación y a su reintegración en la sociedad.

Otro de los testigos es el Dr. Julian Gojer, un psiquiatra forense que evaluó a Faqiri en varias ocasiones antes de su arresto. Gojer ha declarado que Faqiri tenía un historial de episodios psicóticos, depresión y ansiedad, y que había intentado suicidarse en el pasado. Según Gojer, Faqiri necesitaba una atención sanitaria constante y especializada, que no pudo recibir en la cárcel. Gojer ha señalado que la cárcel es un factor de riesgo para el suicidio, especialmente para las personas con enfermedad mental, que pueden sentirse desesperadas, solas y sin esperanza.

El juicio por la muerte de Faqiri ha puesto de relieve la necesidad de mejorar la atención sanitaria de las personas con enfermedad mental que entran en contacto con el sistema penitenciario. Según los expertos, se requieren medidas que garanticen la continuidad de la atención, la prevención del suicidio, la formación del personal penitenciario y la desestigmatización de la enfermedad mental. Asimismo, se recomienda buscar alternativas a la cárcel para las personas con trastornos psiquiátricos, siempre que sea posible y seguro.


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