La corriente clave del Atlántico está al borde del colapso: Europa y EE. UU. se preparan para un “invierno interminable”

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THE LATIN VOX (29 de agosto del 2025).- Por Daniela Medina.

Científicos de primer nivel están advirtiendo con creciente urgencia que la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (AMOC), un sistema oceánico crucial que regula el clima mundial, se encuentra al borde de un posible colapso en cuestión de décadas o incluso años.

El derrumbe de esta “cinta transportadora” de calor podría desatar un cambio abrupto en las estaciones, sumiendo a Europa y grandes sectores de Norteamérica en inviernos más largos, intensos y potencialmente permanentes.

¿Qué es la AMOC y por qué es vital?

La AMOC funciona como una arteria climática global: enormes corrientes de agua cálida fluyen desde el Golfo de México hacia el Atlántico Norte, donde se enfrían, se hunden y regresan en un ciclo constante. Este mecanismo:

  • Suaviza los inviernos en Europa, manteniendo el continente mucho más templado de lo que correspondería a su latitud.
  • Estabiliza el clima en Norteamérica, influyendo en tormentas, lluvias y huracanes.
  • Equilibra el sistema climático planetario, afectando incluso a los monzones en África y Asia.

Pero hoy, este motor oceánico parece estar desacelerando peligrosamente, en parte por el derretimiento acelerado de Groenlandia y la entrada masiva de agua dulce que interfiere con la densidad del agua y, por ende, con la capacidad de hundimiento de las corrientes.

El fantasma de un “invierno sin fin” en Europa y Norteamérica

Los modelos más recientes apuntan a un escenario escalofriante: si la AMOC colapsa, Europa podría enfrentar un descenso brusco de temperaturas, equivalente a una nueva “pequeña edad de hielo”. Ciudades como Londres, París o Berlín podrían registrar inviernos de seis a ocho meses, con veranos breves y fríos.

En EE.UU., especialmente en el noreste y el medio oeste, el cambio se traduciría en tormentas de nieve más frecuentes, huracanes más violentos y caídas extremas en la producción agrícola. La región de los Grandes Lagos se convertiría en un epicentro de fenómenos climáticos impredecibles, mientras que Canadá vería trastocados sus ecosistemas boreales.

Impactos globales: no solo un problema del Atlántico

Aunque los focos de atención están en Europa y Norteamérica, el colapso de la AMOC tendría efectos de alcance planetario:

  • África Occidental: los monzones podrían debilitarse, reduciendo lluvias vitales para millones de agricultores y amenazando la seguridad alimentaria.
  • Sudamérica: la cuenca amazónica podría experimentar sequías devastadoras, acelerando la deforestación y reduciendo la absorción natural de CO₂.
  • Asia del Sur: el ciclo del monzón en India y Bangladesh se volvería errático, con temporadas de lluvias extremas alternando con años de sequías.
  • Océanos: la redistribución del calor afectaría la vida marina, alterando las rutas migratorias de especies clave y comprometiendo la pesca a escala mundial.

Consecuencias socioeconómicas

El impacto no sería únicamente climático, sino también geopolítico y económico:

  • Agricultura: la caída de temperaturas en Europa podría arrasar con cultivos como el trigo y el maíz, disparando los precios mundiales de los alimentos.
  • Energía: la demanda de calefacción en Europa y Norteamérica se dispararía, obligando a los gobiernos a buscar fuentes adicionales de gas, petróleo y energía renovable.
  • Migraciones: las regiones más afectadas podrían volverse casi inhabitables, generando oleadas de migrantes climáticos.
  • Inestabilidad política: el acceso a recursos básicos —agua, alimentos, energía— podría provocar tensiones dentro de países y entre naciones.

Lo que dicen los científicos

Estudios publicados en Nature y Science Advances ya venían advirtiendo desde hace años que el AMOC estaba en su punto más débil en más de un milenio.

Un reciente informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) alertó que la probabilidad de colapso antes de 2100 no es “descartable”, aunque algunos expertos, como el climatólogo holandés Stefan Rahmstorf, señalan que las señales actuales sugieren que podría ocurrir mucho antes de lo previsto.

Rahmstorf subrayó:

“No estamos hablando de un cambio lento y progresivo. El colapso de la AMOC sería un punto de no retorno, con consecuencias irreversibles para la civilización moderna.”

Preparación y políticas urgentes

Los gobiernos europeos y norteamericanos comienzan a reaccionar ante la gravedad de la amenaza:

  • La Unión Europea está discutiendo un plan de emergencia energética y alimentaria para asegurar suministros básicos en caso de colapso abrupto.
  • Estados Unidos ha ordenado a la NOAA y al Pentágono preparar escenarios de defensa nacional vinculados a desastres climáticos extremos.
  • Canadá y países nórdicos estudian nuevas estrategias agrícolas, desde cultivos resistentes al frío hasta invernaderos de alta tecnología.

Pero los científicos coinciden en que la única manera de reducir el riesgo es atacar la raíz del problema: las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Un futuro incierto

La imagen de un “invierno interminable” ya no pertenece únicamente a la ciencia ficción o a películas como The Day After Tomorrow. El riesgo de que Europa, EE.UU. y gran parte del mundo entren en un nuevo régimen climático severo, que es real y tangible.

Los próximos años serán decisivos: si la humanidad logra reducir emisiones y estabilizar el sistema climático, el colapso podría evitarse o retrasarse. Si no, el planeta podría estar al borde de un cambio tan abrupto como devastador.

Fuente: Daily Mail UK

Credito fotografico: El Confidencial


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