La crisis de las pandillas en Haití preocupa a Canadá

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Haití, el país más pobre de América, está sumido en una ola de violencia e inestabilidad política que amenaza la seguridad de sus ciudadanos y la ayuda humanitaria que recibe de otros países, entre ellos Canadá.

Las pandillas armadas, que controlan gran parte del territorio haitiano, han intensificado sus ataques contra la población civil, las instituciones públicas y las organizaciones no gubernamentales. Según la ONU, más de 1,5 millones de personas necesitan asistencia humanitaria urgente en Haití, y unas 19.000 han sido desplazadas por la violencia desde junio.

Canadá, que tiene una larga historia de cooperación con Haití, está preocupado por la situación y ha instado al gobierno haitiano a restaurar el orden y el estado de derecho. El ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, François-Philippe Champagne, dijo que Canadá está dispuesto a apoyar el diálogo político y el proceso electoral en Haití, pero que también espera que se respeten los derechos humanos y se rinda cuentas por los actos de violencia.

Canadá es uno de los principales donantes de Haití, con una contribución de más de 1.500 millones de dólares canadienses desde 2006. Además, Canadá tiene una importante comunidad haitiana, que se estima en unas 165.000 personas, la mayoría de ellas en Quebec. Muchos de estos canadienses de origen haitiano están preocupados por sus familiares y amigos que viven en Haití, y algunos han viajado al país caribeño para ayudarlos o traerlos a Canadá.

Sin embargo, viajar a Haití es cada vez más peligroso, ya que las pandillas suelen secuestrar a los extranjeros o a los haitianos que regresan de otros países para exigir rescates. Según el gobierno canadiense, hay al menos 34 canadienses que han sido secuestrados en Haití desde 2019, y algunos de ellos siguen en cautiverio. El gobierno canadiense ha advertido a sus ciudadanos que eviten viajar a Haití debido al alto riesgo de criminalidad y de disturbios civiles.

La crisis de las pandillas en Haití es un desafío para la comunidad internacional, que busca ayudar al país a salir de la pobreza y la inseguridad. Canadá, como socio histórico de Haití, tiene un papel importante que desempeñar en este esfuerzo, pero también debe proteger a sus propios ciudadanos y a sus intereses nacionales.


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