En un artículo reciente, se destaca la preocupación sobre la despenalización de las drogas en la provincia de Columbia Británica (B.C.). La Asociación Médica Canadiense (CMA) ha instado al gobierno a reconsiderar esta política, argumentando que ha tenido consecuencias desastrosas e incontrolables.
La despenalización implica la eliminación de las sanciones penales por posesión de drogas (generalmente para uso personal). Aunque aproximadamente dos docenas de países y varias ciudades y estados de EE. UU. han tomado medidas hacia la despenalización, B.C. ha experimentado un desastre sin control debido a esta política.
El editorial señala que el déficit récord y la deuda en el presupuesto de este año deberían llevar al primer ministro David Eby a enfocarse en los problemas reales en lugar de gastar miles de millones de dólares en fondos prestados. En lugar de recorrer la provincia, debería visitar lugares como playas familiares, aceras de la ciudad, escuelas, restaurantes de comida rápida y, lo que es aún más preocupante, hospitales y centros de atención médica. En estos lugares, los adictos a las drogas funcionan sin restricciones, incluso sin la intervención de las fuerzas policiales.
Es importante destacar que el estado de Oregón, en EE. UU., reconoció el error trágico de su enfoque y revirtió su posición, recriminalizando las drogas. Sin embargo, B.C. sigue siendo la única jurisdicción en América del Norte que mantiene la despenalización.
Además, el artículo aboga por la consolidación de los partidos de centro-derecha en la provincia. La lucha continua entre los Conservadores de John Rustad y los Unidos de Kevin Falcon solo beneficia los intereses egoístas de estos dos hombres. La creación de un partido unificado de centro-derecha, bajo un nuevo liderazgo, es la única opción y esperanza para la provincia. El daño fiscal y político causado por Eby en solo 18 meses es solo un reflejo de lo que podría hacer si se le otorga un mandato completo de cuatro años. Es imperativo que estos líderes hagan lo correcto y se retiren para dar paso a nuevas ideas y liderazgo, poniendo fin a cualquier posibilidad de cuatro años más bajo la destructiva bandera del NDP.