
THE LATIN VOX (12 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
El comisionado de ética de Canadá publicó el pasado jueves una lista detallada de las inversiones que el primer ministro Mark Carney mantenía antes de transferirlas a un fideicomiso ciego, en un gesto que busca responder a las acusaciones de la oposición sobre supuesta falta de transparencia y conflicto de intereses.
La divulgación pública llega después de semanas de presión política. Durante la reciente campaña electoral, partidos opositores acusaron a Carney de intentar ocultar su fortuna aprovechando un vacío legal en la Ley de Conflicto de Intereses, que permite a los funcionarios electos hasta 120 días después de asumir el cargo para deshacerse de activos que pudieran representar un conflicto.
Sin embargo, Carney —quien asumió el liderazgo del Partido Liberal antes de convertirse en primer ministro en marzo— tomó la decisión de transferir sus activos a un fideicomiso ciego poco después de su victoria, un movimiento que, aunque legal y adelantado, no logró silenciar las críticas.
¿Qué contenía el portafolio de Carney?
Según el resumen publicado, Carney poseía activos en Brookfield Asset Management y Stripe, Inc., dos empresas en cuyos directorios había ocupado un asiento anteriormente.
Aunque no se reveló el valor actual de estas inversiones, un informe de la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) indica que Carney tenía opciones de acciones no ejercidas en Brookfield por un valor estimado de 6.8 millones de dólares estadounidenses a diciembre de 2023 —una cifra sujeta a las fluctuaciones del mercado.
También tenía participaciones en una firma de asesoría, dos compañías del sector ambiental, un RRSP (plan registrado de ahorro para la jubilación) autoadministrado y una cartera diversificada gestionada por un fondo externo.
El primer ministro afirmó que los únicos activos no incluidos en el fideicomiso ciego son su casa familiar, una cabaña y efectivo personal.
Mecanismos de protección y regalos diplomáticos
El documento de ética incluye detalles del «muro de contención» institucional creado para evitar que Carney influya —o sea influenciado— por decisiones relacionadas con sus antiguas empresas. Este filtro es supervisado por su jefe de gabinete, Marc-André Blanchard, y por el secretario del Consejo Privado, Michael Sabia, quienes deben garantizar que el primer ministro no participe en deliberaciones ni decisiones oficiales vinculadas a Brookfield o Stripe.
“Este mecanismo me impedirá dar un trato preferencial a cualquiera de las compañías mientras ejerzo mis funciones públicas,” escribió Carney en su declaración.
Además del inventario financiero, el informe incluye una lista de regalos recibidos desde que asumió el cargo. Entre ellos, dos camisetas de hockey: una de los Edmonton Oilers durante una visita a una práctica del equipo, y otra de los Washington Capitals, entregada personalmente por el presidente estadounidense Donald Trump durante un viaje oficial a la Casa Blanca. Carney también recibió una botella de vino del presidente francés Emmanuel Macron y un cuenco grabado del primer ministro británico Keir Starmer.
Un debate ético recurrente en la política canadiense
A pesar de las críticas, Carney no es el primer primer ministro canadiense que opta por proteger sus activos financieros mediante estructuras opacas. El exlíder liberal Justin Trudeau también recurrió a fideicomisos ciegos y empresas numeradas para gestionar sus inversiones durante su mandato, sin violar la normativa vigente.
Cabe destacar que, según la legislación canadiense, los primeros ministros, ministros de gabinete y secretarios parlamentarios no pueden poseer activos controlados directamente. Sin embargo, los parlamentarios de la oposición y otros legisladores sí están autorizados a mantener acciones y bonos, siempre que se abstengan de participar en debates donde tengan intereses privados.
La oposición no da tregua
A pesar de la publicación de la lista de activos, los partidos opositores no parecen satisfechos. Sostienen que el documento llega tarde y que Carney solo actuó bajo presión. Algunos piden reformas legislativas para acortar los plazos de declaración y fortalecer los mecanismos de vigilancia ética.
Mientras tanto, el primer ministro mantiene que su gestión ha sido transparente y conforme a las reglas, y se ha comprometido a mantenerse alejado de toda decisión que pueda poner en entredicho su imparcialidad. Pero en una era donde la percepción pública puede pesar tanto como la legalidad, el equilibrio entre poder y ética continúa siendo una cuerda floja en la política canadiense.
Fuente: CBC News
Crédito fotográfico: Jason Franson/The Canadian Press via AP, File