
THE LATIN VOX (26 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La reciente filtración de planes militares clasificados de Estados Unidos ha puesto en duda la capacidad del gobierno estadounidense para proteger la información sensible, lo que podría tener repercusiones significativas en las relaciones con sus aliados más cercanos.
Mark Carney, primer ministro de Canadá, expresó que este incidente es una señal alarmante de que las naciones aliadas deberán «velar por sí mismas» a medida que la confianza con Estados Unidos, su socio más cercano y mayor aliado comercial y militar, se desvanece.
La filtración ocurrió cuando un periodista fue accidentalmente añadido a un chat grupal en Signal, en el que funcionarios de alto nivel del gobierno estadounidense discutían detalles de ataques aéreos planeados contra los rebeldes hutíes en Yemen.
Aunque el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá conforman la red de inteligencia Five Eyes, la revelación ha puesto una nueva presión sobre este grupo al cuestionar hasta qué punto los Estados Unidos se toman en serio el manejo de información clasificada.
Carney y la necesidad de independencia en la defensa
En su intervención sobre el incidente, Carney calificó el error como un «problema serio» y subrayó la importancia de aprender de estos errores.
Durante una parada de campaña, donde el primer ministro convocó elecciones anticipadas, Carney hizo un llamado a la independencia en las capacidades de defensa de Canadá: «Mi responsabilidad es planificar para lo peor, pensar en la evolución más difícil del nuevo entorno de amenazas, qué significa para Canadá y cómo protegemos mejor a Canadá».
Ante la creciente incertidumbre sobre la fiabilidad de Estados Unidos en el manejo de la información, Carney destacó que «debemos velar por nosotros mismos».
Este episodio no solo resalta la fragilidad en la gestión de secretos en la administración Trump, sino que también recalca la creciente necesidad de que Canadá, y otras naciones aliadas, fortalezcan sus propias capacidades de defensa e inteligencia. El primer ministro canadiense enfatizó que Canadá debe ser cada vez más «canadiense» en sus decisiones de defensa, implicando una mayor autonomía en sus políticas de seguridad.
La reacción de los aliados del Reino Unido y Nueva Zelanda
El gobierno británico también reaccionó con cautela ante la filtración. Luke Pollard, ministro de las Fuerzas Armadas del Reino Unido, aseguró que no había personal militar británico en peligro debido al error y destacó que las medidas de seguridad operacional con los aliados, incluidos los Estados Unidos, seguían siendo confiables. Sin embargo, la filtración sigue siendo una señal preocupante, especialmente por la naturaleza confidencial de los planes discutidos.
En Nueva Zelanda, aunque el gobierno se abstuvo de hacer comentarios directos, las preocupaciones sobre el manejo de la inteligencia clasificada por parte de Estados Unidos no pasaron desapercibidas.
Andrew Little, exministro de Seguridad y Defensa de Nueva Zelanda, subrayó que, aunque la relación con Estados Unidos trascendía a las administraciones individuales, «requiere vigilancia constante». La filtración, según Little, refleja una «gran falta de competencia» y pone en riesgo la seguridad de la región.
El desafío global: La partida radical de la administración Trump
El profesor Robert Patman, experto en relaciones internacionales de la Universidad de Otago, calificó la filtración de «extraordinaria» y «descuidadada». Según Patman, este tipo de error no es una sorpresa, dado que la administración Trump ha priorizado la lealtad sobre la competencia, lo que ha generado graves preocupaciones sobre su capacidad para manejar asuntos de seguridad nacional.
Para los miembros de los Five Eyes, el reto no solo radica en cómo manejar las filtraciones, sino también en cómo responder a las políticas de la administración Trump, que han tomado un rumbo cada vez más alejado del orden basado en reglas que los países democráticos consideran esencial.
Patman también mencionó que la administración Trump se ha alineado con intereses que desafían los de democracias liberales como Nueva Zelanda, y esto ha creado una desconexión fundamental en los intereses nacionales.
En el contexto de la guerra en Ucrania y la postura pro-Rusia de Trump, los aliados de EE.UU. están enfrentando un dilema moral y estratégico sobre cómo manejar una relación que ya no parece alinearse con sus valores y objetivos a largo plazo.
La respuesta de Australia
El gobierno australiano, por su parte, se ha mantenido en una postura neutral, señalando que el incidente es un asunto interno de Estados Unidos. Aun así, se reafirmó el compromiso con las normas de seguridad acordadas entre los dos países para la protección de la información clasificada. Sin embargo, las consecuencias de este error podrían resquebrajar la confianza a largo plazo entre estos aliados.
Un futuro incierto para los Five Eyes
La filtración de información clasificada, aunque aparentemente un error técnico, ha encendido una alerta en las naciones aliadas de EE.UU. que ahora se enfrentan a la necesidad de reconsiderar cómo comparten y protegen su información sensible.
Los Five Eyes, una red de inteligencia que ha operado de manera cohesionada durante décadas, podría ver una creciente fractura si no se toman medidas claras para reforzar la seguridad y la confianza entre sus miembros.
A medida que las naciones como Canadá, el Reino Unido, Nueva Zelanda y Australia enfrentan los retos de una administración estadounidense que parece cada vez más errática en su manejo de la seguridad nacional, la necesidad de «mirar por nosotros mismos» se vuelve más urgente.
Con un entorno geopolítico volátil, la relación entre los Five Eyes y los Estados Unidos podría estar entrando en una nueva era de cautela y distanciamiento estratégico.
Crédito fotográfico: Frank Gunn/AP