
THE LATIN VOX (11 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La guerra comercial entre Estados Unidos y Canadá, que ya lleva varios meses en ebullición, ha alcanzado nuevas alturas este martes con amenazas de represalias cada vez más intensas por ambas partes.
El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció que duplicaría los aranceles sobre el acero y el aluminio canadienses, pasando del 25% al 50%, en respuesta a las medidas tomadas por la provincia de Ontario, que impuso un recargo del 25% a las exportaciones de electricidad a varios estados de EE.UU.
Esta escalada ha generado turbulencias económicas, desencadenando una venta masiva de acciones en Wall Street, aunque la situación se ha calmado parcialmente gracias a un acuerdo temporal entre el primer ministro de Ontario, Doug Ford, y el secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick.
El acuerdo alcanzado por Ford suspendió la tarifa del 25% sobre la electricidad exportada a Michigan, Nueva York y Minnesota, lo que generó alivio en los mercados. Sin embargo, los nuevos aranceles del 25% sobre todo el acero y el aluminio importado aún se implementarán a partir de la medianoche del miércoles, incluidos los países aliados y proveedores clave de EE.UU., como Canadá y México.
Esta medida ha sido vista como una nueva ofensiva por parte de la administración Trump, que también ha amenazado con imponer aranceles adicionales en la industria automotriz canadiense, lo que podría «cerrar permanentemente» la fabricación de automóviles en Canadá.
Tensión creciente: ¿Una guerra comercial sin fin?
El presidente Trump no dudó en calificar a Canadá como «uno de los países con mayores aranceles en todo el mundo», una afirmación que, según expertos, está lejos de la realidad. Al mismo tiempo, Trump ha desatado una serie de acusaciones y amenazas, sugiriendo incluso que podría anexar Canadá como el «quinto estado» de EE.UU.
A lo largo de los últimos meses, ha declarado que la incorporación de Canadá eliminaría todos los aranceles y beneficios comerciales, y no ha dejado de repetir que la línea fronteriza entre ambos países es «una separación artificial», provocando reacciones furiosas en Ottawa.
La retórica beligerante de Trump ha logrado algo raro en la política canadiense: una unidad política inesperada. Mark Carney, líder liberal y futuro primer ministro de Canadá, expresó con firmeza que «Canadá nunca, jamás, será parte de América». Este rechazo unánime a la idea de absorción por parte de EE.UU. ha fortalecido la identidad nacional canadiense, especialmente en un momento tan crítico.
Consecuencias económicas y políticas: Un futuro incierto
Las repercusiones económicas de esta guerra comercial ya se sienten en el mercado bursátil. Los precios del aluminio en el mercado físico estadounidense han alcanzado cifras récord, superando los 990 dólares por tonelada métrica, mientras que las acciones de los fabricantes de automóviles en EE.UU. han sufrido fuertes caídas.
Ford Motor, General Motors y Stellantis vieron una disminución en sus valores de mercado, ya que los analistas anticipan que los nuevos aranceles elevarán los costos de producción, afectando gravemente las ganancias de la industria estadounidense.
Además, la incertidumbre sobre el futuro económico ha calado en el ánimo tanto de los consumidores como de los empresarios en EE.UU. Una reciente encuesta publicada por Chief Executive reveló que la confianza de los CEOs en la economía ha caído un 20% desde principios de año, mientras que el índice de confianza del consumidor también registró su mayor caída mensual en más de dos años.
El impacto de la energía como herramienta política
Uno de los elementos más controvertidos de este conflicto ha sido el uso de la electricidad como una especie de «ficha de negociación».
Doug Ford, el primer ministro de Ontario, ha señalado que, aunque no desea cortar el suministro de energía a EE.UU., este sigue siendo un «herramienta en su caja» si las amenazas de Trump continúan.
La idea de interrumpir el suministro de energía a los estados de EE.UU. como represalia por los aranceles es una jugada arriesgada, pero Ford no ha dudado en dejar claro que no vacilaría en usarla si es necesario.
Por otro lado, algunos líderes empresariales estadounidenses, que hasta ahora se han mantenido en gran medida al margen del conflicto, han comenzado a alzar la voz. Ford ha instado a los CEOs de grandes empresas a «tener agallas» y a oponerse públicamente a la guerra comercial con Canadá, advirtiendo que podría desatar un «caos masivo» en la economía de EE.UU.
Este llamado a la acción es particularmente relevante en el contexto de la reunión programada entre Trump y el Business Roundtable, un influyente grupo de líderes empresariales, incluidos los CEOs de gigantes como Google, Amazon y JPMorgan.
La posible recesión y el futuro de las relaciones comerciales
En medio de las tensiones, el presidente Trump ha evocado la posibilidad de una recesión económica en EE.UU., lo que agrava aún más el clima de incertidumbre.
Según el primer ministro Ford, si EE.UU. entra en recesión, será conocida como la «recesión de Trump», una afirmación que subraya el creciente descontento en Canadá ante las políticas proteccionistas de la administración estadounidense.
Mientras tanto, la administración de Trump parece estar reforzando su postura, con la Casa Blanca preparando nuevas reglas que podrían afectar incluso a los ciudadanos canadienses que se encuentren en EE.UU. por más de 30 días, exigiendo el registro de información personal y huellas dactilares, lo que incrementaría la fricción en las relaciones bilaterales.
¿Una guerra comercial que solo traerá pérdidas?
Este enfrentamiento comercial no solo ha puesto en peligro el futuro de las relaciones entre EE.UU. y Canadá, sino que también ha creado un clima de incertidumbre que podría tener efectos desastrozos en ambos países.
Las políticas proteccionistas de Trump, sumadas a las amenazas de nuevas tarifas y sanciones, han afectado tanto a las economías de EE.UU. como de Canadá, poniendo en riesgo el crecimiento económico y la estabilidad de los mercados. La pregunta que queda en el aire es si el presidente estadounidense y los líderes canadienses podrán encontrar una salida antes de que las tensiones lleguen a un punto de no retorno.
Crédito fotográfico: Steel Canada