La inflación en Canadá se disparó al 4,4% en septiembre, el nivel más alto desde marzo de 2003, según los datos publicados por Statistics Canada. Este aumento superó las expectativas de los analistas, que pronosticaban un 3,9%, y se situó muy por encima del objetivo del 2% del Banco de Canadá.
El principal factor que impulsó la inflación fue el alza de los precios de la energía, que se incrementaron un 19,6% interanual, debido al aumento de la demanda mundial y a los problemas de suministro. El precio de la gasolina subió un 32,8%, el del combustible para calefacción un 28,1% y el de la electricidad un 6,1%.
Otros bienes y servicios también experimentaron aumentos significativos de precios, como los alimentos (3,9%), los vehículos (7,2%), los muebles (8,7%), los electrodomésticos (5,3%) y los servicios de alojamiento (12,9%). Estos incrementos reflejan la escasez de materias primas, la interrupción de las cadenas de suministro y la mayor demanda de los consumidores tras la reapertura de la economía.
La inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles como la energía y los alimentos frescos, se situó en el 2,8% en septiembre, lo que indica que las presiones inflacionarias son generalizadas y persistentes.
Los expertos advierten que la inflación podría seguir elevada en los próximos meses, debido a la persistencia de los desequilibrios entre la oferta y la demanda y a las expectativas de los agentes económicos. Esto podría obligar al Banco de Canadá a adelantar el inicio del proceso de normalización de su política monetaria, que actualmente consiste en mantener la tasa de interés en el 0,25% y comprar bonos del gobierno por valor de 2.000 millones de dólares canadienses a la semana.
El Banco de Canadá tiene previsto actualizar sus previsiones económicas y anunciar su decisión sobre la tasa de interés el próximo 27 de octubre. Los mercados estarán atentos a las señales que pueda dar el banco central sobre sus planes futuros y su evaluación de la situación inflacionaria.