
THE LATIN VOX (1 de marzo del 2025).- Por Kael Ponce de Leon garcia.
WASHINGTON, D.C. – El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una tormenta de incertidumbre económica con su reciente oleada de amenazas arancelarias. En un movimiento que ha dejado a empresas y consumidores en vilo, Trump ha anunciado una serie de aranceles que podrían alterar drásticamente el panorama comercial global, especialmente para Canadá y México.
La confusión comenzó cuando Trump amenazó con imponer aranceles generalizados a las importaciones de Canadá y México, citando preocupaciones sobre la seguridad fronteriza y el flujo de fentanilo y migrantes ilegales hacia los Estados Unidos. Estos aranceles, programados para entrar en vigor el 4 de marzo, incluirían gravámenes del 25% sobre la mayoría de las importaciones, con tasas más bajas del 10% para la energía y los minerales críticos. Sin embargo, la claridad sobre la implementación de estos aranceles ha sido escasa, con Trump alternando entre confirmar y posponer las fechas límite.
Además de los aranceles fronterizos, Trump ha reimpuesto aranceles sobre el acero y el aluminio, que entrarán en vigor el 12 de marzo. Estos aranceles, que ya habían sido implementados durante su primera presidencia, ahora regresan con tasas más altas y un alcance más amplio, afectando a una gama más extensa de productos metálicos. Canadá, como el mayor proveedor de estos metales a los Estados Unidos, enfrenta un impacto significativo, con exportaciones valoradas en $35 mil millones en riesgo.
La industria automotriz, junto con otros sectores que dependen del acero y el aluminio, también se encuentra en la mira. Trump ha insinuado la posibilidad de aranceles adicionales sobre automóviles, madera, productos farmacéuticos y semiconductores, aunque no ha proporcionado detalles concretos sobre la implementación. Estas medidas podrían entrar en vigor a principios de abril, sumándose a la creciente lista de barreras comerciales.
La respuesta de Canadá ha sido contundente. El gobierno ha prometido imponer aranceles recíprocos sobre $155 mil millones en productos estadounidenses si Trump sigue adelante con sus planes. Esta escalada podría desencadenar una guerra comercial a gran escala, desestabilizando décadas de integración económica continental.
Mientras tanto, la comunidad empresarial observa con preocupación. Las empresas estadounidenses que dependen de insumos canadienses, como los fabricantes de automóviles y aviones, podrían enfrentar aumentos significativos en los costos. Incluso las empresas estadounidenses de aluminio han expresado su preocupación, advirtiendo sobre posibles pérdidas de empleo en el sector.
La legalidad de estos aranceles también está en entredicho. Expertos en comercio internacional han señalado que Trump podría estar abusando de sus poderes de emergencia bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA). Las posibles demandas judiciales podrían desafiar la implementación de estos aranceles, aunque el temor a represalias por parte de la administración Trump ha disuadido a muchos de tomar acciones legales.
En medio de esta incertidumbre, Canadá se enfrenta a un dilema crucial: ¿cuánto vale un acuerdo comercial con un socio que no respeta las reglas? La renegociación del USMCA, programada para el próximo año, podría ofrecer una oportunidad para abordar estas tensiones, pero solo si ambas partes están dispuestas a comprometerse con el diálogo y la cooperación.