Canadá ha anunciado una nueva estrategia de gestión del carbono que pretende reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los sectores industriales y de recursos naturales. Sin embargo, esta estrategia podría tener el efecto contrario y aumentar las emisiones en lugar de disminuirlas, según advierte Environmental Defence.
La estrategia se basa en el uso de la captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS), una tecnología que consiste en capturar el CO2 de las fuentes emisoras y utilizarlo para fines comerciales o almacenarlo bajo tierra. El gobierno canadiense afirma que el CCUS puede ayudar a reducir las emisiones hasta en un 15% para 2030 y en un 30% para 2050.
Sin embargo, Environmental Defence cuestiona la eficacia y la viabilidad del CCUS, y señala que esta tecnología es costosa, arriesgada y no probada a gran escala. Además, advierte que el CCUS podría incentivar el aumento de la producción de combustibles fósiles, especialmente de petróleo y gas, lo que generaría más emisiones y contaminación.
Environmental Defence sostiene que la mejor forma de reducir las emisiones es dejar los combustibles fósiles en el subsuelo y apostar por las energías renovables, la eficiencia energética y la electrificación. Asimismo, pide al gobierno canadiense que establezca límites estrictos a las emisiones de los sectores industriales y de recursos naturales, y que aplique un precio al carbono que refleje su verdadero costo ambiental.
Según Environmental Defence, la nueva estrategia de gestión del carbono de Canadá pone en riesgo su compromiso de alcanzar la neutralidad climática para 2050 y de reducir sus emisiones en un 40-45% para 2030 respecto a los niveles de 2005. Estos objetivos son esenciales para cumplir con el Acuerdo de París y evitar los peores impactos del cambio climático.