Una encuesta nacional revela que la mayoría de los canadienses creen que “todo está roto en el país en este momento”. Esta percepción ha aumentado desde el año pasado, y trasciende las líneas políticas. El 70% de los encuestados, incluyendo votantes conservadores (85%), votantes del NDP (66%), y votantes del Bloc Québécois (58%), están de acuerdo con esta afirmación. Incluso un 43% de los votantes liberales comparten esta opinión, lo que sugiere cierta frustración incluso entre los seguidores más leales del partido.
Los principales factores que contribuyen a esta sensación de crisis incluyen el alto costo de vida, deficiencias en el sistema de salud pública y la percepción de que el nivel de vida está disminuyendo. Curiosamente, temas como el cambio climático y la posición de Canadá en el escenario internacional no ocupan un lugar destacado en las preocupaciones de los encuestados.
En comparación con una encuesta similar realizada hace un año, el número de canadienses que creen que “todo está roto” ha aumentado en un 3%. Además, el 59% de los encuestados están enojados por la forma en que se está gestionando el país, un aumento de 9 puntos porcentuales desde el año anterior. Sin embargo, la aprobación del gobierno del Primer Ministro Justin Trudeau varía según las intenciones de voto. Mientras que el 78% de los votantes liberales están satisfechos con la gestión del país, el 83% de los conservadores sienten que el gobierno federal no está gobernando eficazmente1.
Esta creciente sensación de crisis nacional se manifiesta en preocupaciones sobre la asequibilidad, la atención médica y el bienestar económico. Los líderes gubernamentales deben prestar atención a estas opiniones y trabajar para abordar los desafíos que enfrenta Canadá. En última instancia, la percepción de que “todo está roto” es un llamado a la acción para mejorar la calidad de vida y la confianza en el liderazgo del país.