Canadá es un país diverso y multicultural, que alberga a más de 1,6 millones de personas indígenas de diferentes naciones, culturas e idiomas. Sin embargo, esta riqueza cultural no se ha traducido en una igualdad económica y social para los pueblos indígenas, que siguen enfrentando barreras y desafíos para acceder a oportunidades de desarrollo.
El informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá, publicado en 2015, reconoció que la historia colonial de Canadá ha provocado graves daños y traumas intergeneracionales a los pueblos indígenas, y que es necesario un proceso de reconciliación basado en el respeto, el reconocimiento y la colaboración. Entre las 94 llamadas a la acción del informe, varias se refieren a la necesidad de promover la participación y el empoderamiento económico de los pueblos indígenas, así como de apoyar sus iniciativas empresariales, educativas y laborales.
En este sentido, la reconciliación económica no solo es una cuestión de justicia y equidad, sino también una oportunidad para impulsar el crecimiento y la competitividad de Canadá en el escenario global. Según un estudio de 2019, si se cerrara la brecha socioeconómica entre los pueblos indígenas y el resto de la población canadiense, el producto interno bruto (PIB) del país aumentaría en un 6,5% para 2031. Además, la incorporación de los conocimientos, valores y prácticas indígenas en el ámbito económico podría contribuir a la innovación, la sostenibilidad y la inclusión.
Para lograr la reconciliación económica, se requiere el compromiso y la cooperación de todos los sectores de la sociedad canadiense, incluyendo los gobiernos, las empresas, las organizaciones civiles y los ciudadanos. Algunas de las acciones que se pueden tomar son:
- Reconocer y respetar los derechos, los tratados y la autodeterminación de los pueblos indígenas.
- Fomentar el diálogo y la consulta con las comunidades indígenas para entender sus necesidades, aspiraciones y visiones.
- Apoyar el desarrollo de capacidades y habilidades de los pueblos indígenas, especialmente de los jóvenes, las mujeres y las personas con discapacidad.
- Invertir en infraestructura, educación, salud y servicios básicos en las zonas rurales y remotas donde viven muchos pueblos indígenas.
- Crear alianzas estratégicas y redes de colaboración entre los actores indígenas y no indígenas, tanto a nivel local como nacional.
- Facilitar el acceso al financiamiento, los mercados y la tecnología para las empresas y emprendedores indígenas.
- Promover la diversificación y la adaptación de las actividades económicas de los pueblos indígenas a los cambios sociales y ambientales.
- Valorar y proteger la cultura, el idioma y el patrimonio indígenas como recursos y activos económicos.
La reconciliación económica es un proceso complejo y dinámico, que implica desafíos y oportunidades para todos los involucrados. Sin embargo, si se aborda de manera integral y participativa, puede generar beneficios mutuos y duraderos para los pueblos indígenas y para Canadá en su conjunto. La reconciliación económica puede ser la ventaja competitiva de Canadá en el siglo XXI.