
THE LATIN VOX (1 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un giro sorprendente y significativo en la política exterior de Estados Unidos, la administración de Donald Trump ha comenzado a alejarse de sus evaluaciones previas sobre las amenazas cibernéticas de Rusia.
Tradicionalmente, los expertos en seguridad nacional han clasificado a Rusia como una de las principales amenazas cibernéticas, apuntando a sus acciones agresivas en el ciberespacio, desde el robo de información hasta los ataques a infraestructuras críticas.
Sin embargo, recientes declaraciones y cambios internos sugieren que la administración Trump ya no considera a Rusia un actor de riesgo en el ámbito cibernético, una postura que podría tener repercusiones graves en la seguridad nacional estadounidense.
El desmarque público y privado de la amenaza cibernética rusa
El cambio en la retórica oficial de Estados Unidos se hizo evidente durante un discurso pronunciado por Liesyl Franz, secretaria adjunta para ciberseguridad internacional del Departamento de Estado, quien, en una reunión de trabajo sobre ciberseguridad en la ONU, destacó las amenazas provenientes de países como China e Irán, pero no mencionó en ningún momento a Rusia.
Esta omisión ha levantado alarmas entre los expertos, quienes señalan que ignorar el papel de Rusia en los ataques cibernéticos globales podría dejar a Estados Unidos vulnerable a nuevas agresiones en el ciberespacio.
En contraste, los representantes de aliados de Estados Unidos, como la Unión Europea y el Reino Unido, continuaron enfocándose en la amenaza rusa. El Reino Unido, por ejemplo, subrayó que Rusia ha usado ciberataques ofensivos y maliciosos contra Ucrania, en el marco de su invasión ilegal.
Esta diferencia de enfoque revela una alineación cada vez más evidente de Estados Unidos con Rusia, especialmente cuando se considera que el gobierno de Trump ha mostrado signos de acercamiento diplomático con Moscú.
Una amenaza cibernética ignorada: Las consecuencias de la omisión
El cambio de enfoque de la administración Trump ha afectado incluso a las agencias de ciberseguridad. La Agencia de Seguridad Cibernética e Infraestructura (CISA) ha ajustado recientemente sus prioridades, dejando a un lado la vigilancia sobre las amenazas rusas y centrando sus esfuerzos en otros actores, como China.
Según fuentes cercanas al asunto, se ha instruido a los analistas de la agencia para que dejen de seguir y reportar las amenazas provenientes de Rusia, una directiva que contradice las prioridades de ciberseguridad que se habían establecido previamente.
Este enfoque podría tener consecuencias graves, ya que la actividad cibernética rusa sigue siendo una de las más sofisticadas y destructivas a nivel mundial. Como bien señalaron expertos en ciberseguridad, Rusia no solo ha estado involucrada en campañas de espionaje y robo de información, sino también en ataques directos a infraestructuras críticas, lo que podría tener un impacto devastador en la economía y seguridad de Estados Unidos.
El impacto de la alianza estratégica con Rusia
Este cambio en la postura de Estados Unidos también refleja un cambio en la dinámica política global. En los últimos meses, la administración Trump ha buscado acercarse a Rusia, lo que se ha visto reflejado en decisiones internacionales como el voto conjunto con Rusia en la ONU contra una resolución de la Unión Europea y Ucrania que condenaba la invasión rusa.
Este giro en la política de Estados Unidos es un reflejo de la búsqueda de Trump por mejorar las relaciones con Moscú, un enfoque que algunos consideran arriesgado, dada la naturaleza agresiva de las acciones cibernéticas de Rusia.
La política de acercamiento con Rusia también ha sido criticada por expertos que consideran que ignorar las amenazas cibernéticas rusas podría poner en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos. James Lewis, experto en ciberseguridad, expresó que es «incomprensible» omitir a Rusia en un discurso sobre las amenazas en el ciberespacio, y advirtió que este enfoque podría resultar en consecuencias peligrosas para el futuro.
Una amenaza persistente: La necesidad de enfrentar la realidad cibernética
El cambio en la política de ciberseguridad de Estados Unidos no es solo un cambio retórico, sino que refleja una tendencia más amplia dentro de la administración Trump.
A medida que las relaciones con Rusia se han estrechado, las prioridades en materia de seguridad cibernética se han desplazado, lo que podría tener implicaciones profundas para la defensa de infraestructuras clave y la protección de datos sensibles.
Los expertos aseguran que, si bien países como China e Irán representan amenazas cibernéticas serias, Rusia sigue siendo un adversario crucial, con una capacidad operativa en el ciberespacio que está al nivel de los actores más poderosos del mundo.
Los informes previos de inteligencia de Estados Unidos ya advertían sobre la «amenaza cibernética persistente» que representa Rusia, especialmente en lo que respecta a las operaciones de espionaje y las capacidades de ataque. Ignorar estos riesgos podría resultar en un fracaso estratégico de proporciones significativas.
La amenaza rusa no puede ser ignorada
El cambio en la política de ciberseguridad de la administración Trump marca una ruptura significativa con la postura de años anteriores, en la que Rusia era vista como una de las principales amenazas cibernéticas para Estados Unidos.
Aunque el acercamiento diplomático con Moscú puede ser un objetivo legítimo, la comunidad internacional y los expertos en ciberseguridad coinciden en que la amenaza rusa en el ciberespacio sigue siendo real y persistente. Ignorar esta amenaza no solo pone en riesgo a Estados Unidos, sino también a sus aliados y la estabilidad global en el ciberespacio.
Es imperativo que las políticas de ciberseguridad sigan siendo firmes y no cedan a intereses políticos momentáneos que puedan comprometer la seguridad nacional a largo plazo.
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