La renuncia de Wanda Nanibush, una destacada curadora indígena del Art Gallery of Ontario (AGO), ha sacado a la luz las divisiones internas que existen en el museo y en el sector artístico canadiense sobre el papel de las instituciones culturales en relación con el conflicto entre Israel y Palestina.
Nanibush, que era la curadora de arte indígena y transnacional del AGO, anunció su salida el 15 de noviembre, después de que el museo se negara a apoyar públicamente una carta abierta firmada por más de 2.000 artistas y trabajadores culturales que pedían el boicot a Israel por sus violaciones de los derechos humanos de los palestinos.
La carta, publicada en mayo, se hizo eco de las protestas mundiales que se desataron tras el estallido de la violencia entre Israel y Hamas en Gaza, que dejó más de 250 muertos, la mayoría de ellos palestinos. La carta instaba a las instituciones culturales canadienses a “romper el silencio” y a «apoyar la lucha por la libertad, la justicia y la igualdad en Palestina».
Nanibush, que es de ascendencia anishinaabe-kwe, dijo que su decisión de dejar el AGO se debió a que el museo no cumplió con sus compromisos de equidad y reconciliación, y que se sintió “silenciada” y “censurada” por la dirección del AGO, que le impidió expresar su solidaridad con el pueblo palestino.
El AGO, por su parte, dijo que respeta la decisión de Nanibush y que agradece su contribución al museo durante los seis años que trabajó allí. El AGO también dijo que apoya la libertad de expresión de su personal y que está comprometido con el diálogo y el respeto mutuo.
La salida de Nanibush ha generado reacciones encontradas en el mundo artístico canadiense. Algunos de sus colegas y aliados han firmado una carta abierta en la que expresan su apoyo a Nanibush y critican al AGO por su “falta de liderazgo” y su “cobardía moral”. Otros, en cambio, han cuestionado la pertinencia de mezclar el arte con la política y han defendido el derecho de las instituciones culturales a mantenerse neutrales ante temas controvertidos.