La seguridad alimentaria de Canadá es un asunto de todos, dice un productor de arándanos

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Un productor de arándanos de Ontario cree que la seguridad alimentaria de Canadá depende de la colaboración entre los agricultores, los consumidores y el gobierno. Wade Hopkins, propietario de Boreal Berry Farm and Winery, ubicada en Markstay-Warren, al este de Sudbury, ha participado en un proyecto de investigación sobre la resiliencia de los sistemas alimentarios locales.

El proyecto, llamado Northern Ontario Farm Innovation Alliance (NOFIA), es una iniciativa conjunta entre la Universidad de Guelph y la Universidad de Lakehead, que busca identificar y promover las mejores prácticas para la producción de alimentos en el norte de Ontario. El proyecto cuenta con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Asuntos Rurales de Ontario y de la Asociación de Productores de Arándanos de Ontario.

Hopkins, que cultiva arándanos silvestres y otras frutas boreales, como el saúco, el espino amarillo y el arándano rojo, dice que el proyecto le ha ayudado a mejorar su rendimiento y su calidad. “Hemos aprendido mucho sobre el manejo del suelo, el riego, la fertilización, la poda y el control de plagas”, dice Hopkins. “También hemos compartido nuestras experiencias con otros productores y hemos creado una red de apoyo”.

Hopkins considera que la seguridad alimentaria de Canadá es un asunto de todos, ya que afecta a la salud, al medio ambiente y a la economía. “Creo que los consumidores deben ser conscientes de dónde viene su comida, cómo se produce y qué impacto tiene”, dice Hopkins. “Los agricultores tenemos la responsabilidad de producir alimentos de forma sostenible y respetuosa con el entorno. Y el gobierno tiene que apoyar a los agricultores locales con políticas e incentivos adecuados”.

Hopkins espera que el proyecto NOFIA contribuya a aumentar la concienciación y el consumo de los alimentos locales en el norte de Ontario. “Tenemos una gran variedad de productos de calidad que pueden competir con los que vienen de fuera”, dice Hopkins. “Los arándanos silvestres, por ejemplo, tienen más antioxidantes y más sabor que los cultivados. Y además, al comprarlos, se apoya a la economía local y se reduce la huella de carbono”.


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