El 9 de enero de 2025, el Parlamento libanés se reunió para elegir a un nuevo presidente, poniendo fin a más de dos años de vacío presidencial desde la expiración del mandato de Michel Aoun en octubre de 2022. Este periodo de interinidad ha generado una creciente preocupación tanto a nivel nacional como internacional, dada la necesidad de liderazgo estable en un país que enfrenta múltiples desafíos políticos y económicos.
La elección presidencial en Líbano se lleva a cabo mediante un sistema parlamentario en el que se requiere una mayoría de dos tercios para la elección del presidente. Este sistema, diseñado para garantizar la representación de las diversas comunidades sectarias del país, ha sido objeto de críticas debido a su complejidad y a la dificultad para alcanzar consensos entre las facciones políticas.
En las semanas previas a la elección, se perfilaban dos principales candidatos: Joseph Aoun, comandante de las Fuerzas Armadas Libanesas, y Sleiman Frangieh, líder de la Corriente Marada y aliado de Hezbolá. Sin embargo, Frangieh retiró su candidatura el 8 de enero, expresando su apoyo a Aoun. Este respaldo podría consolidar la posición de Aoun, quien ya contaba con el apoyo de varios bloques parlamentarios clave.
La retirada de Frangieh refleja las dinámicas cambiantes en la política libanesa, donde las alianzas pueden ser volátiles y las decisiones estratégicas juegan un papel crucial en la configuración del panorama político. La unificación de apoyos en torno a Aoun podría facilitar su elección, aunque aún se requieren los votos necesarios para alcanzar la mayoría de dos tercios.
La falta de un presidente en funciones ha afectado la capacidad del gobierno para implementar políticas efectivas y ha exacerbado la crisis económica que atraviesa el país. Sectores clave de la economía libanesa, como la banca y el turismo, han experimentado una disminución significativa en su actividad, lo que ha incrementado la pobreza y el desempleo. Además, la falta de liderazgo ha dificultado la adopción de reformas necesarias para acceder a la asistencia internacional y aliviar la crisis financiera.
La comunidad internacional observa de cerca el proceso electoral en Líbano, reconociendo que la elección de un presidente es un paso fundamental para restaurar la estabilidad política y económica del país. Organismos internacionales y países aliados han expresado su apoyo a un proceso electoral transparente y han instado a los líderes libaneses a superar las divisiones sectarias en beneficio del bienestar nacional.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, la atención se centra en la capacidad de los líderes políticos libaneses para formar un gobierno funcional y abordar los desafíos que enfrenta la nación. La elección presidencial es vista como una oportunidad para iniciar un proceso de reformas que pueda restaurar la confianza de la población en las instituciones y sentar las bases para una recuperación sostenible.