¿Libre comercio interno en Canadá? Un sueño aún en construcción

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THE LATIN VOX (30 de junio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Canadá celebra este 1 de julio su Día Nacional con promesas de integración económica renovadas, pero todavía lejos de concretar una verdadera zona de libre comercio dentro de sus propias fronteras. A pesar del impulso político y legislativo liderado por el primer ministro Mark Carney, expertos advierten que las barreras comerciales interprovinciales siguen firmemente arraigadas.

Durante su campaña electoral esta primavera, Carney prometió un ambicioso objetivo: “libre comercio para el Día de Canadá”, eliminando regulaciones redundantes y facilitando la movilidad laboral y empresarial entre provincias. El Parlamento incluso aprobó el Proyecto de Ley C-5 el 26 de junio, una legislación que busca reducir restricciones federales y agilizar permisos para grandes proyectos de infraestructura.

Pero los especialistas aclaran que el verdadero desafío no está en Ottawa.

Provincias: las verdaderas guardianas del comercio interno

“El proyecto de ley es un buen punto de partida, pero no es la línea de meta”, explica Ryan Manucha, experto en comercio interno y autor del libro Booze, Cigarettes, and Constitutional Dust-Ups. “Si esto fuera fácil, ya estaría resuelto hace décadas”.

Manucha señala que la mayoría de los obstáculos al comercio residen en normativas provinciales, no federales. Y aunque Carney ha buscado una especie de pacto —menos regulaciones federales a cambio de mayor apertura provincial—, la respuesta de las provincias aún es desigual.

Un ejemplo es el sistema de gestión de suministros lácteos, que impone cuotas provinciales de producción y no será afectado por la nueva ley. Quebec, por su parte, mantendrá sus requisitos lingüísticos, considerados esenciales para preservar su identidad cultural.

Incluso sectores como las cooperativas de crédito han expresado frustración porque el proyecto no les facilita operar entre provincias, pese a que ese era uno de los objetivos declarados.

¿Qué cambia realmente?

La falta de claridad es otro problema. El impacto exacto del Proyecto de Ley C-5 dependerá de futuras regulaciones, que aún deben ser redactadas en consulta con las industrias afectadas.

“Todavía no sabemos con certeza qué hará esta legislación. Mucho queda a discreción de las autoridades regulatorias”, advierte Manucha. Un ejemplo citado es el de la inspección de carnes: la ley sugiere que podría eliminarse la exigencia federal para los mataderos que desean exportar entre provincias. Pero, ¿está dispuesta la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos a permitirlo? “No lo sabemos”, admite.

Obstáculos invisibles y consensos ausentes

Uno de los mayores problemas es que ni siquiera existe un listado completo de las barreras comerciales internas. Algunas asociaciones empresariales han reconocido ante el Parlamento que ni ellas saben cuántos obstáculos enfrentan sus industrias. Y aún más complejo: no hay consenso sobre qué constituye exactamente una barrera comercial.

Por ejemplo, mientras que Ontario establece un plazo de 30 días para reconocer credenciales profesionales entre provincias, Nueva Escocia promete hacerlo en solo 10 días. ¿Es eso una barrera? “Depende a quién se le pregunte”, dice Manucha.

Próximos pasos: ¿una nueva era de colaboración?

La ministra de Comercio Interno, Chrystia Freeland, reconoció ante el Senado que la mayoría de las barreras son provinciales, y anunció que se reunirá con sus homólogos el 8 de julio para avanzar en la coordinación.

Uno de sus objetivos principales: la armonización de las regulaciones de transporte por carretera.

“Debería ser mucho más fácil manejar un camión de Halifax a Vancouver”, dijo Freeland. “Hoy en día, las regulaciones en conflicto lo hacen innecesariamente complejo”.

De la teoría a la acción

Lo que una vez fue considerado una mera teoría académica, ahora ha entrado en la arena legislativa y política. Para Manucha, eso ya es un gran paso: “Esto no habría ocurrido sin el impulso que dejó la guerra comercial de Trump contra Canadá. Fue el catalizador que finalmente nos obligó a tomarnos este tema en serio”.

Aunque el 1 de julio no marcará el inicio de un mercado completamente libre dentro de Canadá, sí puede simbolizar el comienzo de un proceso histórico.

Como concluye Manucha: “No se trata de un interruptor de luz. Estamos cambiando la forma en que concebimos la regulación y el riesgo. Eso toma tiempo, pero vale la pena”.

Fuente: The Canadian Press

Crédito fotográfico: Adrian Wyld/AP Photo/picture alliance


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