Los ganaderos canadienses se preparan para un invierno largo y duro tras las sequías y el aumento de los costes de los piensos

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Los ganaderos canadienses que crían ganado vacuno se enfrentan a un invierno largo y duro, ya que las sequías que han azotado el oeste del país han reducido la disponibilidad de forraje para alimentar a sus animales durante los meses fríos. En algunas zonas, llevan más de dos años sufriendo condiciones de sequía extrema, lo que ha afectado a la producción agrícola y al nivel de los ríos y embalses.

Según un informe de Agricultura Canadá, el 72% del país y el 69% del paisaje agrícola se consideraban “anormalmente secos” o en “sequía moderada a excepcional” a finales de septiembre. Esto ha obligado a muchos ganaderos a tomar medidas drásticas, como reducir el tamaño de sus rebaños, comprar piensos a precios elevados o trasladar sus animales a otras regiones con más recursos.

En el sur de Alberta y el suroeste de Saskatchewan, donde se concentra la mayor parte de la producción vacuna del país, la situación es especialmente crítica. Algunos ganaderos han tenido que recurrir a cultivos que no crecieron lo suficiente para venderlos, como el trigo duro, y cortarlos y empacarlos para usarlos como forraje. Otros han tenido que enviar al matadero hasta el 20% de sus vacas en el momento del destete.

La falta de forraje no es el único problema al que se enfrentan los ganaderos. Las altas temperaturas registradas este verano también han afectado a la salud y el rendimiento de los animales. Según Sheila Hillmer, una ganadera del sur de Lethbridge, cerca de la frontera con Estados Unidos, las vacas han perdido peso y han producido menos leche debido al estrés térmico.

Los expertos advierten de que las consecuencias de la sequía se harán más evidentes en invierno, cuando las necesidades calóricas de los animales son mayores y el pastoreo es más difícil. Por eso, recomiendan a los ganaderos que planifiquen con antelación sus necesidades de alimentación y que busquen alternativas para reducir sus costes. También sugieren que aprovechen los programas de ayuda financiera que ofrece el gobierno federal para mitigar los efectos de la sequía.

La sequía no solo afecta al sector ganadero, sino también al medio ambiente y a la economía. Según un estudio reciente, la sequía podría costarle al país unos 5.000 millones de dólares canadienses al año en pérdidas agrícolas, incendios forestales e inundaciones. Por eso, es necesario adoptar medidas para adaptarse al cambio climático y mejorar la gestión del agua y la tierra.


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