En un reciente desarrollo en el Medio Oriente, los tanques israelíes han profundizado su incursión en Rafah, una ciudad en la frontera sur de la Franja de Gaza, alcanzando distritos residenciales y aumentando la preocupación por la posibilidad de más bajas civiles. Este movimiento se produce en medio de intensos enfrentamientos en el norte de la región.
Según informes, más de un millón de personas se habían refugiado en Rafah, huyendo de los combates que han asolado la zona durante los últimos siete meses. Organizaciones internacionales y grupos de ayuda han advertido en repetidas ocasiones contra una incursión terrestre en Rafah, densamente poblada de refugiados, debido al potencial de una catástrofe humanitaria.
El primer ministro de Qatar, Sheikh Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani, expresó que las operaciones de Israel en Rafah han obstaculizado los esfuerzos para alcanzar un alto al fuego en las negociaciones mediadas por Qatar y Egipto. A pesar de esto, Israel ha prometido continuar su operación en Rafah, alegando que es necesaria para erradicar a los combatientes de Hamas que quedan en la ciudad.
Los residentes de Rafah han reportado intensos combates y han observado humo elevándose sobre los barrios del este, así como el sonido de explosiones tras un bombardeo israelí. El ala armada de Hamas afirmó haber destruido un transportador de tropas israelí con un misil Al-Yassin 105 en el distrito de Al-Salam del este, causando bajas entre los miembros de la tripulación.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) estima que aproximadamente 450,000 personas han huido de Rafah desde el 6 de mayo. La agencia ha advertido que “ningún lugar es seguro” en el enclave de 2.3 millones de habitantes, y los combates se han intensificado en los últimos días, incluso en el norte, donde las fuerzas militares israelíes han vuelto a zonas que afirmaban haber desmantelado hace meses.
Israel sostiene que las operaciones son para prevenir que Hamas, que controla Gaza, reconstruya sus capacidades militares. El número de palestinos fallecidos en la guerra ha superado los 35,000, según funcionarios de salud de Gaza.
Esta situación sigue siendo volátil y las implicaciones humanitarias son profundas. La comunidad internacional sigue observando con gran preocupación, esperando una resolución pacífica que ponga fin a la violencia y al sufrimiento de los afectados.