Madonna vuelve a la pista de baile con «Veronica Electronica», un viaje brillante e irregular al corazón creativo de «Ray of Light»

To shared

THE LATIN VOX (24 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Veintiséis años después de que Ray of Light redefiniera su carrera, Madonna revive una era dorada con el lanzamiento de Veronica Electronica, un proyecto largamente esperado que reúne remixes, rarezas y joyas ocultas nacidas de una de sus etapas más audaces. ¿El resultado? Una mezcla fascinante de genialidad pop, exploración sonora y algunos momentos simplemente prescindibles.

Lanzado originalmente en 1998, Ray of Light fue un parteaguas. Su fusión de electrónica, trip-hop y espiritualidad marcó un antes y un después para Madonna, transformándola en una figura respetada no solo por sus éxitos, sino por su visión artística.

Hoy, artistas como FKA twigs, Caroline Polachek y Shygirl lo citan como referencia clave. Así que cuando se anunció Veronica Electronica, una colección paralela de remixes y temas descartados de aquella época, la histeria en redes fue inmediata.

Veronica, la enigmática musa

El álbum toma su nombre de «Veronica», un personaje conceptual creado por Madonna durante la era Ray of Light, que supuestamente combina lo medieval con la escena clubber contemporánea —una contradicción deliciosamente Madonna.

Aunque el disco solo incluye dos canciones realmente nuevas, entre ellas una demo titulada Gone Gone Gone (que ha circulado en línea por años), los fans encuentran aquí una especie de Santo Grial.

Y no es difícil ver por qué.

Remixes que iluminan (y otros que opacan)

El álbum brilla especialmente cuando los remixes reinterpretan radicalmente las canciones originales sin traicionar su esencia. Tal es el caso de Drowned World/Substitute for Love, transformado en un eufórico himno ácido por BT y Sasha. Lejos del trip-hop glacial original, esta versión suena como la banda sonora perfecta para el amanecer tras una fiesta de madrugada.

En contraste, Skin adquiere una oscuridad metálica en manos de Peter y Victor, quienes le inyectan techno afilado y ritmos quebrados que amplifican su tensión emocional. Aquí, el remix no embellece: inquieta, desafía, y se queda bajo la piel.

Pero no todo en Veronica Electronica alcanza ese nivel. El remix de Nothing Really Matters por Club 69 resulta insípido y repetitivo, desconectado de la riqueza emocional del original. Más que reimaginar la canción, la reduce a una base de club genérica donde la voz de Madonna es maltratada en loops agotadores. Es en estos momentos cuando uno puede entender, aunque brevemente, a quienes desprecian los remixes como formato.

El poder de lo inesperado

Afortunadamente, hay redenciones memorables. El Good God Mix de The Power of Good-Bye por Fabien es una rareza minimalista en clave drum’n’bass que, lejos de sonar fuera de lugar, enfatiza el contraste entre la melancolía vocal de Madonna y el frenesí rítmico. Funciona como perfecto preludio a Gone Gone Gone, una balada de ruptura sobre una base electro chirriante que desconcierta tanto como fascina.

Es evidente por qué esta canción quedó fuera de Ray of Light en su momento —su tono no encaja del todo—, pero escucharla ahora ofrece una ventana privilegiada al proceso creativo de una artista que, en su apogeo, se atrevía a experimentar sin miedo al error.

Una mirada al laboratorio de Madonna

Veronica Electronica no es un disco perfecto, ni pretende serlo. Como todo archivo abierto, hay fragmentos que brillan y otros que no aportan demasiado. Pero en conjunto, el álbum ofrece algo más valioso que una simple colección de remixes: una mirada íntima al laboratorio creativo de Madonna, cuando era una de las artistas más influyentes del mundo buscando, incansable, nuevos sonidos.

Para los fieles de la Reina del Pop, este álbum es una celebración; para los curiosos, una puerta de entrada a una de las eras más intrigantes del pop moderno. Porque si algo queda claro es que Madonna —ya sea como mística medieval o reina de la pista— sigue bailando al ritmo de su propia visión.

Crédito fotográfico: Slowly Radio


To shared