Escritora canadiense Margaret Atwood replica con ironía mordaz la prohibición de libros escolares en Alberta

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THE LATIN VOX (31 de agosto de 2025). Por Daniela Medina. 

La renombrada escritora canadiense Margaret Atwood ha lanzado una respuesta ingeniosa y punzante a la reciente decisión del gobierno de Alberta de ordenar la retirada de libros con contenido sexual explícito de las bibliotecas escolares.

A través de un breve relato satírico difundido en redes sociales, Atwood ironiza sobre la lógica de censurar libros que exploran la sexualidad.

Su historia presenta a dos personajes hiperbolizados y moralmente impecables, John y Mary, quienes nunca tuvieron realidad biológica (ni actos sexuales, ni enfermedades, ni imperfecciones físicas), que se casan, procrean cinco hijos “perfectos” sin necesidad de sexo, practican capitalismo desenfrenado sin soltar nada por los pobres, y viven eternamente sin morir.

La conclusión impacta: en un mundo tan perfecto, “The Handmaid’s Tale se hace realidad y la primera ministra Danielle Smith se queda con un vestido azul… pero sin trabajo”.

Esta fábula en clave poética no es solo un chiste: es una crítica directa al veto impuesto por el gobierno de Alberta para retirar libros con “contenido sexual explícito” de las escuelas, incluyendo obras laureadas como The Handmaid’s Tale, y novelas gráficas con representación LGBTQ+: Gender Queer, Fun Home, Blankets y Flamer

Controversia en crecimiento: ¿Protección infantil o silenciamiento cultural?

El gobierno de Alberta, liderado por el ministro Demetrios Nicolaides, justificó la medida como una iniciativa para garantizar que solo se ofrezcan libros “aptos para la edad” en bibliotecas escolares. Se argumentó que era necesario proteger a menores de descripciones explícitas de actos sexuales, incluyendo masturbación u otras escenas detalladas.

No obstante, críticos como la Canadian Civil Liberties Association (CCLA) la califican sin rodeos como una forma de censura: obligar a retirar títulos de las escuelas equivale a prohibir libros y limitar la libertad de expresión.

PEN Canada también expresó consternación, advirtiendo que esta política tiende a silenciar las voces de comunidades marginadas en particular, autores que representan identidades LGBTQ+. Subrayó que la selección de libros debería estar en manos de bibliotecarios y educadores profesionales, no del gobierno o grupos ideologizados.

La autora satírica Amanda Arlene de The Tyee ha ido más allá, señalando cómo este movimiento forma parte de una estrategia más amplia por parte del gobierno conservador para alimentar una “alarma moral” y desviar la atención de otras crisis institucionales en la provincia.

Atwood como símbolo de resistencia cultural

La acción de Atwood no es casual. Autora de obras emblemáticas como The Handmaid’s Tale y Oryx and Crake, símbolos contra la censura literaria, ella ha sido claramente visibilizada en movimientos de defensa de la libertad de expresión. En 2022, lanzó una edición “incombustible” de The Handmaid’s Tale para subastar y donar los fondos a PEN America.

En múltiples entrevistas, Atwood ha enfatizado el peligro de prohibir ideas: “Expulsar un libro es expulsar una idea y, con ello, una identidad”, escribió en su momento.

Panorama internacional: Un eco de una crisis global

El veto de Alberta se enmarca en un período global de crecientes esfuerzos de censura en espacios educativos, una realidad que ha tocado también libros como 1984 de Orwell, Harry Potter y obras de Rupi Kaur o Toni Morrison que han sido censurados por contenidos relacionados con la sexualidad, raza, género o cuestionamiento de la autoridad.

En Estados Unidos, por ejemplo, se reportaron más de 4,000 títulos señalados para censura solo en 2023, muchos de ellos centrados en temáticas LGBTQ+ o históricamente reprimidas.

Conclusión

Margaret Atwood ha respondido con sátira a una medida que muchos interpretan como un retroceso intelectual y cultural: su relato breve desvela con humor ácido el absurdo de revivir políticas de censura desde el siglo XXI. El debate en Alberta y a escala global continúa agitado: ¿Quién decide qué leen nuestros hijos? ¿Dónde termina la protección y comienza la censura?


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