
Mark Carney, reconocido economista y exgobernador de los bancos centrales de Canadá y el Reino Unido, asumió el 10 de marzo de 2025 el liderazgo del Partido Liberal, sucediendo a Justin Trudeau como primer ministro de Canadá. Carney, de 59 años, se convierte en el primer mandatario canadiense sin experiencia previa en cargos electos, tras obtener el 85.9% de los votos en la contienda por la dirigencia liberal.
La trayectoria de Carney incluye la dirección del Banco de Canadá durante la crisis financiera de 2008 y del Banco de Inglaterra en el periodo posterior al Brexit. Su gestión en estas instituciones le ha valido reconocimiento internacional por su capacidad para manejar situaciones económicas complejas.
El nuevo primer ministro asume el cargo en un contexto de crecientes tensiones comerciales con Estados Unidos. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha impuesto aranceles a productos canadienses y ha expresado intenciones de anexar Canadá como el «estado 51». En respuesta, Carney ha anunciado medidas retaliatorias y ha enfatizado la importancia de respetar los acuerdos de libre comercio.
Entre las prioridades de Carney se encuentran el fortalecimiento de la economía canadiense, la reducción de impuestos para la clase media y la implementación de políticas ambientales más efectivas. Ha propuesto sustituir el impuesto al carbono por un modelo de incentivos que responsabilice a las grandes empresas por sus emisiones.
El líder de la oposición conservadora, Pierre Poilievre, ha criticado la falta de experiencia política de Carney y ha cuestionado su capacidad para conectar con el electorado. Se anticipa que las próximas elecciones federales, previstas para octubre, serán un desafío significativo para el nuevo primer ministro, quien deberá demostrar que su experiencia técnica puede traducirse en liderazgo político efectivo.
La comunidad internacional observa con atención la gestión de Carney, especialmente en lo referente a las relaciones con Estados Unidos y la defensa de la soberanía canadiense. Su habilidad para navegar este complejo panorama político y económico será crucial para el futuro de Canadá en los próximos años.