
En un esfuerzo por abordar la creciente crisis de vivienda en Canadá, Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y actual líder del Partido Liberal, ha presentado un plan ambicioso que busca duplicar el ritmo de construcción de viviendas durante la próxima década. Este plan tiene como objetivo cerrar la brecha entre la oferta y la demanda, reduciendo los precios y mejorando la accesibilidad para los canadienses. Además, Carney propone limitar temporalmente la inmigración hasta que se alcancen niveles sostenibles previos a la pandemia, argumentando que las altas tasas actuales ejercen presión sobre los sistemas de vivienda, salud y educación.
Según la Canada Mortgage and Housing Corporation (CMHC), se necesitan 3,5 millones de viviendas adicionales para 2030 para alcanzar la asequibilidad en el mercado inmobiliario canadiense. Actualmente, se espera que el stock de viviendas aumente en 2,3 millones de unidades para ese año, lo que indica una brecha significativa que el plan de Carney busca cerrar.
Sin embargo, expertos del sector han expresado escepticismo sobre la viabilidad de duplicar la construcción de viviendas. Robert Kavcic, economista senior del Banco de Montreal, señala que las terminaciones de viviendas ya están en su nivel más alto desde la década de 1970 y que la mano de obra calificada en la industria de la construcción es escasa. Además, los gobiernos municipales podrían resistirse a esfuerzos por aumentar la densidad urbana.
Para enfrentar estos desafíos, Carney propone una estrategia de inmigración estructurada y orientada a la economía que se ajuste a las capacidades nacionales de absorción. Esto incluye establecer un tope de permisos para estudiantes internacionales basado en la capacidad de cada provincia para proporcionar vivienda y empleo, y aplicar criterios más estrictos para los trabajadores extranjeros temporales, priorizando sectores con escasez comprobada de mano de obra, como la sanidad y las energías limpias.
Además, Carney ha delineado un plan económico más amplio que incluye aumentar el gasto gubernamental en inversiones estratégicas como vivienda, energía limpia y nuevas rutas comerciales, con el objetivo de reducir la dependencia de Canadá de Estados Unidos. Aunque promete equilibrar el presupuesto operativo del gobierno en tres años, insiste en que ciertas inversiones clave son esenciales para impulsar el crecimiento económico y crear empleos de calidad.
La propuesta de Carney ha generado un debate significativo en el panorama político canadiense. Mientras algunos elogian su enfoque integral para abordar la crisis de vivienda y la sostenibilidad de la inmigración, otros cuestionan la practicidad de sus objetivos dados los desafíos actuales del mercado laboral y la industria de la construcción. A medida que se acercan las elecciones anticipadas del 28 de abril, será crucial observar cómo estas propuestas influyen en el electorado y en las políticas futuras del país.
credito fotografico: The Canadian Press/Adrian Wyld