
THE LATIN VOX (10 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Mark Carney, el próximo primer ministro de Canadá, se ha reunido con Justin Trudeau en un encuentro que marca el inicio de una transición de poder que se avecina rápidamente, tras su victoria aplastante en la carrera por la presidencia del Partido Liberal.
El exgobernador del Banco de Inglaterra y del Banco de Canadá, de 59 años, asumirá el liderazgo del país en un momento crítico, con la economía canadiense tambaleándose ante la amenaza de una guerra comercial con su mayor socio comercial: Estados Unidos.
Una transición rápida en tiempos de crisis
Carney, quien arrasó en la elección interna del Partido Liberal con un impresionante 86% de los votos, agradeció la abrumadora confianza de sus partidarios, aunque rápidamente subrayó que «hay mucho trabajo por hacer».
Con el país al borde de una calamidad económica, Carney está listo para convocar elecciones en cuestión de días, un paso obligado, dado que, como primer ministro sin escaño en el Parlamento, no puede asistir a las sesiones de la Cámara de los Comunes.
Para que la transición sea oficial, Trudeau debe presentar su renuncia ante el gobernador general, el representante ceremonial del rey Carlos en Canadá, y luego Carney tomará posesión del cargo y jurará el cargo junto con su gabinete.
Se espera que este proceso se complete en los próximos días, y que las elecciones se celebren entre el 28 de abril y el 5 de mayo, en cumplimiento con las leyes canadienses que establecen un período electoral entre 37 y 51 días.
La amenaza de la guerra comercial con Estados Unidos
La llegada de Carney al poder se produce en un momento extremadamente delicado para Canadá. La administración de Donald Trump ha anunciado recientemente un arancel del 25% a todos los productos canadienses, con algunas excepciones para los sectores automotriz y energético. Estos aranceles tienen el potencial de sumergir a la economía canadiense en una recesión, lo que ha aumentado las tensiones entre los dos países.
En su discurso de aceptación, Carney hizo clara su postura frente a la creciente amenaza de Trump. Durante el evento, expresó sin rodeos que “América no es Canadá. Y Canadá nunca, jamás, será parte de América de ninguna manera, forma o estilo”.
Un mensaje directo a un presidente estadounidense impredecible que, según Carney, ha dejado claro que está dispuesto a enfrentar a Canadá en una lucha económica, al igual que en un juego de hockey: “Así que los estadounidenses no deben cometer el error de pensar que en comercio, como en hockey, Canadá perderá”.
Carney: Un líder para unificar
La llegada de Carney al liderazgo liberal ha reavivado las posibilidades del partido en las próximas elecciones, incluso cuando los liberales se encuentran ligeramente rezagados en las encuestas. Carney, a pesar de ser un novato en la política, no ha dudado en criticar a su principal rival, el líder conservador Pierre Poilievre, acusándolo de ser un “títere” de Trump, incapaz de enfrentar al presidente estadounidense de manera efectiva.
“Donald Trump piensa que puede debilitarnos con su plan de dividir y conquistar. El plan de Pierre Poilievre nos dejaría divididos y listos para ser conquistados”, señaló Carney, destacando la naturaleza partidista y divisiva de Poilievre.
Carney también descalificó las acusaciones de Poilievre, quien lo había llamado “sneaky” (deshonesto) en un mitin en Ontario. El líder conservador había sugerido que Carney estaba buscando un “truco” para lograr una cuarta victoria electoral del Partido Liberal.
Poilievre ha criticado duramente la política económica de Carney, señalando que su asesoramiento fue responsable del aumento de los impuestos y los costos de vivienda y alimentos, mientras él personalmente se benefició del traslado de empleos y dinero a Estados Unidos.
Un mandato fuerte y un partido unido
A pesar de las críticas, Carney ha conseguido una victoria rotunda que le otorga un mandato sólido y un partido unido detrás de él. Su victoria fue total, ya que ganó en todos los 343 distritos del Partido Liberal, y su competidora más cercana, la exministra de Finanzas Chrystia Freeland, apenas obtuvo el 8% de los votos, lo que reflejó la amplitud de su apoyo.
Con el Partido Liberal resurgiendo bajo su liderazgo, Carney se enfrenta a un panorama político volátil, con la economía canadiense y la relación con Estados Unidos en el centro de su mandato.
La guerra comercial: Un desafío existencial
El reto que enfrenta Carney no solo es político, sino también económico. El país se enfrenta a la posibilidad de una recesión causada por los aranceles impuestos por Trump, que podrían afectar gravemente la economía canadiense.
A medida que la tensión entre los dos países se intensifica, el liderazgo de Carney será puesto a prueba en su capacidad para negociar con un presidente estadounidense impredecible y proteger los intereses económicos de Canadá. Sin embargo, su victoria arrolladora y su promesa de unidad dentro de su partido brindan una base sólida sobre la cual podría construir una respuesta eficaz a los desafíos que se avecinan.
Con un futuro incierto por delante, Carney se prepara para liderar Canadá en una época de crisis, mientras se enfrenta a la amenaza externa de Trump y a los desafíos internos de la política canadiense. El escenario está listo para una batalla política y económica que definirá el futuro de Canadá y su relación con su vecino más poderoso.
Crédito fotográfico: Canadian Press/Rex/Shutterstock