
THE LATIN VOX (15 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
La creciente tensión entre México y Estados Unidos, provocada por el tráfico de armas y drogas, ha alcanzado un nuevo nivel con las declaraciones de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, quien advirtió que el país podría ampliar su demanda contra los fabricantes de armas estadounidenses si Washington decide etiquetar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas.
Esta posible escalada legal refleja la creciente frustración de México ante la falta de medidas contundentes de Estados Unidos para frenar el tráfico de armas hacia el sur de la frontera.
En una rueda de prensa, Sheinbaum advirtió que si Estados Unidos toma la decisión de designar a los cárteles de drogas de México como organizaciones terroristas, México no dudará en ampliar su demanda legal, que podría incluir cargos por complicidad de los fabricantes de armas con estos grupos criminales.
«Los abogados están estudiando la posibilidad, pero podrían ser considerados cómplices», dijo Sheinbaum, quien señaló que, según el Departamento de Justicia de EE.UU., el 74% de las armas utilizadas por los grupos criminales en México provienen del norte de la frontera.
Una nueva amenaza legal: Complicidad con el terrorismo
La amenaza de México de añadir nuevos cargos en su demanda contra los fabricantes de armas responde a la noticia de que el Departamento de Estado de EE.UU. planea clasificar a los cárteles mexicanos, así como a los de Colombia, El Salvador y Venezuela, como «organizaciones terroristas».
Entre los cárteles que se incluirían en esta clasificación figuran el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, los dos grupos más poderosos y peligrosos del país. Esta designación formaría parte de un proceso lanzado por el presidente Donald Trump en enero, al señalar que estos cárteles representan una amenaza para la seguridad nacional más allá de la del crimen organizado tradicional.
México, que enfrenta una creciente presión por parte de Estados Unidos para frenar el narcotráfico y el tráfico ilegal de drogas, ha utilizado esta nueva amenaza para poner de relieve la importancia de abordar también el flujo de armas hacia el país.
Según el gobierno mexicano, cada año entre 200,000 y 750,000 armas fabricadas en EE.UU. son traficadas hacia México, muchas de ellas utilizadas en crímenes violentos. A pesar de las estrictas leyes de control de armas en México, la violencia vinculada al narcotráfico ha provocado la muerte de más de 480,000 personas desde 2006, según cifras oficiales.
Un obstáculo en los tribunales
El 2024, México presentó una demanda de $10 mil millones contra seis fabricantes de armas en EE.UU., acusándolos de ser responsables de las muertes causadas por las armas traficadas hacia su territorio. Sin embargo, un juez federal estadounidense desestimó la demanda por falta de jurisdicción.
A pesar de esta derrota legal, México continuó con su litigio contra dos de los fabricantes involucrados, Smith & Wesson e Interstate Arms, además de presentar otra demanda en el estado de Arizona, buscando sanciones contra los distribuidores de armas que vendieron armas utilizadas en delitos graves a través de la frontera.
La administración de Sheinbaum ha dejado claro que no se trata solo de un problema de narcotráfico, sino de una responsabilidad compartida en la lucha contra el crimen transnacional. La presidenta ha reiterado en diversas ocasiones que México controla estrictamente la venta de armas, lo que hace prácticamente imposible adquirirlas legalmente en el país.
«Si hay una alianza con las organizaciones criminales, está en las armerías de EE.UU. que venden armas de alto poder a estos grupos», afirmó Sheinbaum en un mensaje en redes sociales, respondiendo a las acusaciones de la Casa Blanca de que el gobierno mexicano estaría vinculado con los cárteles de la droga.
Tensiones crecientes en las relaciones bilaterales
Las tensiones entre ambos países han escalado aún más después de que la Casa Blanca anunciara la intención de Trump de imponer aranceles del 25% a los productos mexicanos y canadienses debido al tráfico ilegal de inmigrantes y drogas.
Aunque los aranceles fueron suspendidos temporalmente por 30 días, este episodio ha avivado las fricciones entre las dos naciones vecinas, cuyo estrecho vínculo económico y político se ve ahora sometido a una creciente presión.
En medio de este conflicto, la política interna de EE.UU., especialmente bajo la administración de Trump, ha añadido una nueva capa de complejidad a las relaciones bilaterales. Mientras Washington intensifica sus esfuerzos por abordar lo que considera una amenaza existencial en los cárteles de drogas, México exige una acción más firme contra el tráfico de armas, que considera igualmente responsable de la violencia en su territorio.
La respuesta internacional y el futuro de la diplomacia bilateral
Las palabras de Sheinbaum se suman a un creciente coro de críticas hacia la política de armas de Estados Unidos, mientras México busca destacar la urgencia de una respuesta conjunta y equilibrada a los problemas transnacionales.
Con las tensiones en aumento y las amenazas de nuevas demandas legales, se prevé que la relación entre México y Estados Unidos se mantenga bajo una constante evaluación, especialmente en los próximos meses, cuando las decisiones sobre la designación de los cárteles como organizaciones terroristas podrían profundizar aún más la fractura.
El futuro de esta diplomacia bilateral dependerá en gran medida de cómo ambas naciones manejen estos problemas, que no solo son una cuestión de seguridad, sino también de justicia y responsabilidad compartida en la lucha contra el crimen organizado y la violencia transfronteriza.
Crédito fotográfico: Bloomberg