
THE LATIN VOX (21 de septiembre de 2025).- Por Daniela Medina.
Una multitud estimada en varios miles de personas tomó las calles cercanas a la Universidad McMaster durante el fin de semana para celebrar un “homecoming” no autorizado, desafiando tanto las advertencias de las autoridades municipales como las quejas reiteradas de los residentes del barrio. El evento, que se ha convertido en una tradición polémica en esta ciudad de Ontario, generó intensos debates sobre el control del espacio público, la seguridad comunitaria y el papel de las universidades en la gestión de la vida estudiantil.
Un evento masivo sin permiso oficial
Las imágenes compartidas en redes sociales mostraban calles abarrotadas de jóvenes, muchos de ellos vestidos con colores alusivos a McMaster, bailando, cantando y consumiendo alcohol al aire libre. Aunque el homecoming oficial de la universidad incluía actividades deportivas y celebraciones en campus, este evento paralelo que se desarrolla en calles residenciales cercanas carecía de autorización municipal.
Las autoridades locales habían advertido durante la semana que cualquier reunión masiva sin permiso podría ser considerada ilegal, y que se aplicarían sanciones económicas y administrativas en caso de incidentes. Sin embargo, la magnitud de la concentración superó con creces las expectativas.
La respuesta de la policía y la ciudad
La Policía de Hamilton desplegó un operativo especial con decenas de agentes, patrullas y controles de tránsito para intentar contener el flujo de personas. Aunque no se reportaron incidentes graves, las autoridades confirmaron múltiples multas por consumo de alcohol en la vía pública, ruido excesivo y bloqueos de calles.
El alcalde de Hamilton calificó el evento como una “falta de respeto hacia la comunidad”, subrayando que los recursos policiales y municipales destinados a controlar la fiesta podrían haberse utilizado en otras áreas de la ciudad.
Vecinos molestos por la falta de control
Los residentes del área adyacente a la universidad expresaron una vez más su frustración. Algunos denunciaron daños a jardines, basura esparcida y ruido hasta altas horas de la madrugada. “Cada año es lo mismo. La ciudad dice que va a controlarlo, la universidad dice que no lo respalda, pero los estudiantes vienen igual y nosotros somos los que sufrimos las consecuencias”, relató una vecina que vive en la calle Dalewood.
Varios colectivos barriales exigen que McMaster asuma un rol más activo en la prevención de este tipo de celebraciones espontáneas, planteando la posibilidad de sanciones académicas para estudiantes involucrados en conductas peligrosas o disruptivas.
McMaster toma distancia pero promete diálogo
La Universidad McMaster emitió un comunicado reiterando que el evento no formaba parte de su programa oficial de bienvenida y que no apoyaba ni organizaba fiestas callejeras fuera del campus. Aun así, la institución reconoció la necesidad de “seguir trabajando con la ciudad, la policía y los líderes estudiantiles” para evitar que las celebraciones se salgan de control en el futuro.
Entre tradición y problema social
El fenómeno de las fiestas callejeras universitarias no autorizadas no es exclusivo de McMaster. En varias ciudades de Canadá y Estados Unidos, los “homecomings” y eventos similares han generado tensiones entre estudiantes y residentes. Para muchos jóvenes, son una expresión de identidad y camaradería, mientras que para los vecinos representan un problema de orden público.
En Hamilton, el desafío se ha intensificado en los últimos años debido al crecimiento de la población estudiantil y al impacto de las redes sociales, que convierten estas fiestas en verdaderos eventos virales, atrayendo no solo a estudiantes de McMaster, sino también a jóvenes de otras universidades de Ontario.
Debate abierto sobre el futuro de estas celebraciones
La ciudad de Hamilton ha prometido abrir un proceso de revisión sobre cómo manejar estas concentraciones en el futuro. Entre las propuestas se mencionan zonas designadas para festivales universitarios, mayores sanciones económicas y un esfuerzo coordinado con la universidad para ofrecer alternativas recreativas seguras.
Por ahora, sin embargo, la tensión sigue latente: miles de estudiantes consideran estas fiestas parte fundamental de su experiencia universitaria, mientras que vecinos y autoridades ven en ellas un desafío al orden, la seguridad y la convivencia.
El episodio de McMaster evidencia una paradoja recurrente en las ciudades universitarias: la convivencia de una población estudiantil que busca expresarse y celebrar, con comunidades locales que reclaman tranquilidad, seguridad y respeto. El reto para Hamilton y para muchas otras ciudades con grandes campus universitarios será encontrar un equilibrio entre ambos mundos.
Fuente: /www.thespec.com
Foto: /www.thespec.com