El ministro de Educación de Ontario, Stephen Lecce, ha pedido a la junta escolar católica de Toronto que detenga el proceso de eliminación de miles de libros de las bibliotecas escolares, que considera obsoletos o inapropiados. Lecce dijo que la decisión de la junta no se basó en una consulta adecuada con los padres, los estudiantes y los educadores, y que podría afectar negativamente a la calidad de la educación.
La junta escolar católica de Toronto anunció el mes pasado que planeaba retirar más de 30.000 libros de las bibliotecas escolares, como parte de un proceso de revisión que comenzó en 2019. La junta dijo que los libros se habían seleccionado por estar dañados, desactualizados o por contener estereotipos o prejuicios sobre diversos grupos sociales, como los indígenas, los negros o los LGBTQ+.
Sin embargo, la medida generó una fuerte controversia y críticas por parte de algunos padres, estudiantes, escritores y activistas, que acusaron a la junta de censura y de privar a los alumnos de recursos valiosos. Algunos de los libros que se iban a eliminar eran obras clásicas o premiadas, como El principito, La telaraña de Carlota o El diario de Ana Frank.
Lecce dijo que compartía las preocupaciones de los críticos y que había ordenado a la junta que suspendiera el proceso hasta que se realizara una consulta más amplia y transparente con la comunidad educativa. También dijo que había pedido a la junta que revisara sus criterios para evaluar los libros y que considerara otras opciones para actualizar las colecciones, como agregar nuevos títulos o proporcionar contexto histórico o cultural a los existentes.
La junta escolar católica de Toronto dijo que acataba la orden del ministro y que estaba dispuesta a trabajar con él para resolver el asunto. También dijo que su intención no era censurar ni ofender a nadie, sino promover la inclusión y el respeto por la diversidad en las escuelas.