Netanyahu, atrapado entre la guerra, su coalición y el juicio por corrupción

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THE LATIN VOX (29 de septiembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Cuando el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se reúna este lunes en la Casa Blanca con el presidente Donald Trump, el encuentro estará marcado por un hecho ineludible: ambos líderes discutirán un Medio Oriente radicalmente distinto al de hace apenas dos años, y un Netanyahu irreconocible frente a su propia trayectoria.

Trump ha dejado entrever que un acuerdo para poner fin a la guerra en Gaza es posible. Pero lo que para Washington podría ser un avance diplomático, para Netanyahu representa un dilema político de enormes proporciones.

El giro de Netanyahu

Durante décadas, la estrategia militar de Netanyahu estuvo definida por conflictos breves y controlados. Operaciones como Pilar Defensivo, en 2012, se midieron en días, no en años. Hoy, la guerra en Gaza, a punto de cumplir dos años, se ha convertido en la más larga de la historia israelí.

El cambio es notorio: el líder que evitaba incursiones terrestres y prolongadas guerras ha impulsado operaciones militares en múltiples frentes —desde Gaza hasta Siria, Irak e incluso contra las capacidades nucleares de Irán—. En la Asamblea General de la ONU, Netanyahu se jactó de haber “devastado” la infraestructura militar de sus enemigos.

El 7 de octubre de 2023, tras los ataques de Hamás que dejaron más de 1,200 israelíes muertos, marcó un antes y un después. Aquella “ceguera estratégica”, según analistas, transformó a Netanyahu en un dirigente dispuesto a desafiar incluso a su propio Estado Mayor. Lo que antes eran advertencias de altos costos humanos y políticos ahora son, para él, obstáculos a superar.

Entre la ambición y el miedo

Pese a este nuevo perfil, expertos como Anshel Pfeffer, biógrafo del primer ministro, advierten que el motor de Netanyahu sigue siendo el mismo: el miedo. Antes temía a elecciones adversas o a que su coalición colapsara; hoy, teme más que nunca a sus socios ultraderechistas, Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, quienes rechazan de plano cualquier negociación y amenazan con derribar el gobierno si la guerra termina antes de consolidar una ocupación permanente de Gaza.

A esta presión política se suma su juicio por corrupción, un recordatorio constante de que su supervivencia personal depende tanto de los tribunales como del campo de batalla.

¿Un legado imposible?

Netanyahu busca un logro histórico que lo reivindique como el líder que defendió a Israel tras su “día más oscuro”. Sin embargo, su apuesta por una estrategia de fuerza prolongada ha debilitado tanto el apoyo interno como la legitimidad internacional de Israel, en momentos en que crece el reconocimiento diplomático a la causa palestina y las amenazas de sanciones.

Trump, por su parte, ha respaldado gran parte de la ofensiva israelí, aunque con límites inesperados. El ejemplo más claro fue en junio, cuando tras avalar ataques contra Irán, ordenó detenerlos en pleno curso.

Su naturaleza imprevisible plantea un riesgo adicional: que un día Netanyahu cuente con su apoyo y al siguiente se vea obligado a aceptar una tregua impuesta desde Washington.

Una reunión decisiva

La incógnita es si Netanyahu se ha transformado genuinamente en un estratega audaz o si, como señalan algunos analistas, no es más que un político cauteloso convertido en jugador desesperado, dispuesto a apostar todo para salvar su legado.

Lo que ocurra en la reunión con Trump podría definir no solo el futuro inmediato de Gaza, sino también si el primer ministro logra consolidar la narrativa de salvador que ansía o si quedará atrapado en la paradoja de haber convertido la guerra en su único “estatus quo” posible.

Crédito fotográfico: CNN


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