El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, rechazó el sábado cualquier forma de soberanía palestina en Gaza tras la guerra, en lo que pareció un desafío al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que sugirió que se podrían buscar soluciones creativas para acercar las posturas de ambos líderes sobre el tema del Estado palestino. En una muestra de las presiones que enfrenta el gobierno de Netanyahu tanto en el interior como en el exterior por la guerra, una protesta frente a la residencia del primer ministro creció al sumarse más personas a un grupo que representa a las familias de los más de 100 rehenes que quedan en manos de Hamas y otros grupos armados. Las familias exigen al gobierno que tome medidas audaces para liberar a los rehenes, temiendo que la actividad militar de Israel en Gaza ponga en peligro sus vidas. Netanyahu también está bajo presión para complacer a los miembros de su coalición de derecha intensificando la guerra contra Hamas, que gobierna Gaza, y debe hacer frente a los llamados a la moderación de Estados Unidos, su principal aliado. Un comunicado de la oficina del primer ministro dijo que Netanyahu dejó claro el viernes en su primera conversación con Biden en casi un mes que su posición sobre un Gaza posbélica no ha cambiado. Netanyahu reiteró que Israel debe mantener el control de seguridad sobre el territorio después de destruir a Hamas, “un requisito que contradice la demanda de soberanía palestina”, dijo el comunicado.
Netanyahu ha dicho que Israel debe luchar hasta lograr una “victoria completa” y que Hamas ya no represente una amenaza, pero no ha explicado cómo se logrará esto. Pero un miembro del gabinete de guerra de Israel, el ex jefe del ejército Gadi Eisenkot, ha llamado al alto el fuego la única forma de asegurar la liberación de los rehenes, un comentario que implicó una crítica a la estrategia actual de Israel. Los críticos han acusado a Netanyahu de impedir un debate a nivel de gabinete sobre un escenario posbélico para Gaza. Dicen que está dilatando para evitar el conflicto dentro de su coalición. Israel lanzó su guerra contra Hamas tras el ataque sin precedentes del grupo armado el 7 de octubre, que mató a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, en Israel y se llevó a unas 250 como rehenes desde el sur del país. Las autoridades sanitarias de Gaza, gobernada por Hamas, dicen que la ofensiva israelí ha matado a casi 25.000 palestinos, la mayoría de ellos mujeres y niños. La ofensiva, una de las campañas militares más destructivas de la historia reciente, ha pulverizado gran parte del territorio y desplazado a más del 80% de su población de 2,3 millones de personas. Un bloqueo israelí que permite sólo un goteo de ayuda a Gaza ha provocado el hambre generalizada y brotes de enfermedades, han dicho funcionarios de las Naciones Unidas. Netanyahu ha insistido en que la única forma de asegurar el retorno de los rehenes es aplastando a Hamas por medios militares.