
THE LATIN VOX (30 de junio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La provincia canadiense de New Brunswick se encuentra en medio de una crisis de salud pública sin precedentes, con el número de muertes por sobredosis relacionadas con el fentanilo alcanzando niveles récord por segundo año consecutivo, según un informe reciente de Salud Pública.
En 2024, el potente opioide sintético estuvo presente en el 57% de las muertes relacionadas con opioides en la provincia, lo que representa 42 de las 78 defunciones registradas. En 2023, el fentanilo estuvo implicado en el 56% de los casos, confirmando una alarmante tendencia ascendente.
«Es un suministro de drogas extremadamente tóxico el que estamos viendo aquí en New Brunswick, y especialmente en Saint John», afirma Laura MacNeill, directora ejecutiva de Avenue B Harm Reduction, una organización que trabaja en primera línea para apoyar a las personas con trastornos por consumo de sustancias.
La gravedad de la situación se refleja también en la creciente distribución de naloxona, el antídoto que revierte los efectos de las sobredosis de opioides. En 2024, se distribuyeron 4.215 kits, más del doble en comparación con años anteriores. Sin embargo, este incremento no es suficiente, advierten los expertos.
«La naloxona ya no es tan efectiva como antes. Las sobredosis que atendemos son más complejas, muchas veces se requieren cinco o seis dosis para salvar una vida, y cada kit solo trae tres», explica MacNeill. Esto se debe en parte a la mezcla de drogas en circulación. Además del fentanilo, los análisis en sitio realizados por Avenue B han detectado la presencia de aditivos altamente tóxicos como la xilazina, un tranquilizante veterinario.
El informe de Salud Pública también destaca una preocupante tendencia: el 91% de las muertes por toxicidad aparente de sustancias entre 2020 y 2024 involucraron más de una clase de droga. En el caso específico de sobredosis accidentales con opioides, el 99% de los fallecidos tenían al menos una sustancia no opioide en su organismo.
Para quienes trabajan en el terreno, las estadísticas se traducen en tragedias personales. «Vemos a estas personas todos los días. Conocemos sus historias, sus rostros. Y cuando mueren, es devastador», dice MacNeill. La mayoría de las víctimas tenía entre 40 y 49 años.
Una parte significativa de las personas atendidas por Avenue B ha enfrentado situaciones de vulnerabilidad extrema, como la falta de vivienda tras haber salido del sistema de cuidado estatal. «Mejorar el acceso a la salud mental es fundamental para frenar estas muertes», subraya MacNeill.
El ministro de Salud, John Dornan, coincide en que la crisis de opioides está intrínsecamente ligada a los problemas de salud mental. “Rara vez se pueden tratar por separado. Nuestra estrategia para mejorar el acceso a servicios de salud mental también busca abordar esta crisis”, afirmó durante un evento reciente en Fredericton.
Dornan explicó que el nuevo enfoque legislativo, aprobado este mes, se centra en la atención comunitaria supervisada, sin recurrir a tratamientos involuntarios como los propuestos por gobiernos anteriores.
Mientras tanto, en lugares como Saint John, el personal de Avenue B continúa siendo testigo directo del drama humano que se desarrolla día a día en sus oficinas. “Estas personas también son hermanos, hermanas, madres y padres”, recuerda MacNeill. “Y merecen una respuesta compasiva y eficaz a esta crisis”.
Crédito fotográfico: The Conversation