
THE LATIN VOX (5 de octubre del 2025).- Por Daniela Medina.
Stephen Fuhr, Secretario de Estado responsable de Adquisiciones en Defensa, declaró recientemente que el gobierno federal no establecerá un nuevo cronograma público para decidir sobre la compra de los aviones de combate F-35. En sus palabras, el primer ministro Mark Carney tomará esa decisión “cuando esté listo”. Esta postura subraya la cautela del gobierno frente a uno de los contratos de defensa más polémicos y costosos en la historia reciente de Canadá.
Fuhr hizo sus declaraciones en medio de expectativas de que el gobierno anunciara el próximo paso en el programa F-35, en un contexto de retrasos, críticas políticas y presiones tanto internas como externas. Según él, cualquier cronograma impuesto artificialmente podría comprometer el análisis riguroso que el gobierno busca llevar a cabo.
Antecedentes: el contrato F-35 y la revisión en curso
El contrato original y los desafíos
- En 2023, Canadá firmó un acuerdo con Lockheed Martin para adquirir hasta 88 aviones F-35, con un costo estimado en CAD 19 mil millones para la compra inicial y decenas de miles de millones en costos operativos a lo largo de su vida útil.
- Ya desde antes de llegar al poder, Carney había anunciado que sometía esa compra a una revisión exhaustiva, dada la magnitud del gasto, las complejidades geopolíticas y las implicaciones estratégicas.
- Aunque Canadá ya ha comprometido parte de los fondos para los primeros 16 aviones, cualquier decisión adicional dependerá del resultado de esa evaluación.
Motivos de la revisión
- Tensión comercial con Estados Unidos: el panorama actual de relaciones entre ambos países ha renovado la discusión sobre dependencia militar.
- Alternativas tecnológicas: el gobierno considera que podría haber otras opciones más adaptadas, con mejores condiciones de producción local, costos de mantenimiento menores o mayor autonomía estratégica.
- Transparencia y responsabilidad pública: dada la oposición pública y las críticas de sectores defensores de la justicia fiscal, el gobierno ha querido proceder con cautela para evitar decisiones precipitadas.
Implicaciones políticas y estratégicas
Riesgos y presión política
- La falta de cronograma puede interpretarse como indecisión o falta de compromiso, una narrativa que la oposición política podría explotar.
- Los aliados y proveedores internacionales observan con atención: la incertidumbre prolongada puede afectar la percepción de Canadá como socio confiable en materia de defensa.
- Dentro del gobierno, la tensión entre avanzar rápido y hacerlo con prudencia es palpable: hay quienes presionan por cerrar el capítulo, y quienes exigen análisis detallados.
Impacto en la capacidad militar y planificación
- Si la decisión se retrasa demasiado, las capacidades aéreas canadienses podrían quedar atrasadas frente a amenazas emergentes o frente a compromisos con la OTAN o alianzas estratégicas.
- Planes de entrenamiento, infraestructura, mantenimiento y logística quedarían en estado de espera, generando vacíos operativos.
- Proveedores de defensa, fabricantes y la industria local afectada tienen inversiones pendientes y expectativas que deben ser gestionadas con claridad.
Mensaje diplomático e internacional
- Al posponer un cronograma, Canadá transmite que pretende mantener control soberano de su decisión, sin someterse a presiones externas de tiempo.
- Al mismo tiempo, esta cautela puede provocar dudas entre los aliados sobre la confiabilidad canadiense frente a compromisos militares comunes.
Escenarios posibles y próximos pasos
- Anuncio a mediano plazo con cronograma claro
Carney podría decidir dentro de unos meses, anunciando un cronograma transparentemente definido para el despliegue o rechazo del F-35. - Decisión modular: aprobación parcial / fases escalonadas
El gobierno podría optar por adquirir solo algunos F-35 mientras evalúa alternativas para completar la flota, minimizando riesgo financiero y estratégico. - Rechazo o renegociación sustancial del contrato
Si el análisis revela que otras opciones son más ventajosas, Canadá podría renegociar el contrato, explorar otros modelos o condiciones más favorables. - Estancamiento prolongado
Si la decisión se retrasa demasiado, puede generar frustración pública, parálisis en la industria de defensa canadiense y vulnerabilidades operativas.
La postura adoptada por Fuhr que el primer ministro decidirá “cuando esté listo” y que no habrá nuevo cronograma inmediato refleja la tensión entre urgencia estratégica y prudencia institucional que caracteriza la coyuntura canadiense respecto al programa F-35.
Canadá camina sobre una línea delicada: no puede esperar indefinidamente sin comprometer su capacidad militar futura, pero tampoco puede apresurarse y arriesgar errores costosos. La manera en que Carney gestione este proceso definirá en gran medida cómo será percibido su liderazgo en defensa y cómo Canadá equilibrará soberanía, eficacia y responsabilidad internacional.
Fuente: www.ctvnews.ca
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