Ontario: Comunidades indígenas enfrentan crisis alimentaria tras apagones masivos

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THE LATIN VOX (19 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Lo que comenzó como un apagón provocado por incendios forestales se convirtió rápidamente en una emergencia humanitaria silenciosa para más de media docena de comunidades indígenas en el remoto noroeste de Ontario.

Las Naciones Originarias afectadas, incluyendo Pikangikum, North Spirit Lake, Keewaywin, Deer Lake, Sandy Lake y Poplar Hill, enfrentan ahora una severa crisis alimentaria tras la pérdida masiva de alimentos perecederos y la interrupción de servicios esenciales.

El origen del desastre: incendios forestales que dañaron líneas eléctricas clave del sistema Wataynikaneyap Power, dejando a miles sin electricidad durante cuatro días. La situación, ya de por sí crítica por el aislamiento de estas comunidades, se agravó cuando los alimentos —ya escasos y costosos— comenzaron a descomponerse en los refrigeradores apagados.

“Una emergencia bajo el humo y el silencio”

“Debajo del humo y el silencio había una emergencia más silenciosa”, declaró con voz cansada el jefe de la Nación Originaria Pikangikum, Paddy Peters, en entrevista con CBC News. “El costo real de la comida se vuelve inimaginable cuando no tienes electricidad, ni agua, ni forma de conservar o preparar los alimentos”.

Para muchas familias, el alimento perdido —carne de alce, pescado, bayas— no solo representaba sustento diario, sino también tradición y herencia cultural, recolectado mediante la caza y la pesca según las costumbres ancestrales. “Para muchos, era la única comida que tenían”, agregó Peters.

La magnitud de la tragedia obligó a evacuar a los miembros más vulnerables de Pikangikum hacia Thunder Bay y Sioux Lookout, mientras que North Spirit Lake envió evacuados a Toronto ante el avance de incendios como el Red Lake 62 y el Red Lake 40, que siguen fuera de control.

Solidaridad desde tierra firme: ayuda alimentaria en vuelo

Mientras los fuegos avanzan y las estanterías se vacían, organizaciones de ayuda humanitaria han redoblado esfuerzos para brindar apoyo inmediato. La Regional Food Distribution Association (RFDA), con sede en Thunder Bay, fue una de las primeras en reaccionar.

“Nos llamaron y supimos que teníamos que actuar rápido”, explicó Volker Kromm, director ejecutivo de la RFDA. Con el respaldo de aliados y la urgencia de la situación, lograron enviar suministros esenciales en avión: alimentos no perecederos, agua, productos secos.

Kromm señaló la complejidad de abastecer a comunidades sin acceso por carretera, donde cada cargamento debe dividirse y transportarse en aviones pequeños. Aun así, se comprometieron a continuar enviando ayuda. “La situación es fluida, pero hicimos una promesa: ayudar”.

Hasta ahora, Pikangikum ha recibido un primer envío, y se espera que más comunidades reciban asistencia en los próximos días.

Emergencia alimentaria: una nueva cara de la crisis climática

GlobalMedic, organización canadiense con experiencia en desastres a nivel internacional, también se ha visto obligada a intensificar su trabajo dentro de Canadá, ante el aumento de incendios forestales y sus consecuencias.

Su fundador, Rahul Singh, advirtió que la inseguridad alimentaria se está convirtiendo en un fenómeno común tras cada emergencia climática en comunidades indígenas: “Ya no se trata solo del fuego. La falta de alimentos, agua limpia y medicinas se está volviendo recurrente”.

La combinación de cambio climático, infraestructura precaria y abandono institucional está elevando los riesgos para miles de habitantes en el norte canadiense, y especialmente para las comunidades originarias que históricamente han sido marginadas.

“Nunca había visto algo así en mi vida”

Para el jefe Peters, lo ocurrido no es solo un apagón más. Es un punto de inflexión: “Lo que está pasando aquí es muy extremo. Nunca había visto algo así en toda mi vida”.

Mientras las llamas continúan su marcha silenciosa por los bosques de Ontario, una crisis alimentaria y humanitaria se desarrolla lejos de los titulares principales, pero no por ello menos urgente.

En lugares como Pikangikum, donde los supermercados están a cientos de kilómetros y los alimentos llegan por avión, cada bocado cuenta. Y cada día sin electricidad puede significar el colapso total del sustento de una comunidad entera.

Crédito fotográfico:  Bronson Carver


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