El gobierno de Ontario ha anunciado que a partir del 15 de noviembre, todo el personal de las residencias de ancianos tendrá que usar mascarillas quirúrgicas o de procedimiento durante todo su turno, como medida de prevención contra el COVID-19. La medida se aplicará tanto a las residencias públicas como a las privadas, y afectará a unas 100.000 personas.
El ministro de Salud de Ontario, Rod Phillips, dijo que la decisión se basa en las recomendaciones de los expertos en salud pública y en las mejores prácticas internacionales. Según Phillips, el uso de mascarillas tiene como objetivo proteger tanto a los residentes como al personal de las residencias de ancianos, que son los más vulnerables al virus.
El gobierno de Ontario también ha anunciado que proporcionará a las residencias de ancianos 55 millones de mascarillas quirúrgicas y de procedimiento, así como otros equipos de protección personal, como guantes, batas y protectores faciales. El costo total de la medida se estima en unos 100 millones de dólares.
La medida ha sido bien recibida por los representantes de las residencias de ancianos y de los trabajadores de la salud, que llevaban tiempo pidiendo el uso obligatorio de mascarillas. Según ellos, el uso de mascarillas puede reducir el riesgo de transmisión del virus y aumentar la confianza y la seguridad de los residentes y del personal.
Sin embargo, algunos expertos han advertido que el uso de mascarillas no es suficiente para prevenir los brotes de COVID-19 en las residencias de ancianos, y que se necesitan otras medidas, como mejorar la ventilación, aumentar el personal, realizar pruebas frecuentes y limitar el número de visitantes.
Según los datos oficiales, hasta el 9 de noviembre, se han registrado 2.114 casos de COVID-19 y 1.913 muertes entre los residentes de las residencias de ancianos de Ontario, lo que representa el 62% de las muertes por COVID-19 en la provincia. Además, se han reportado 2.467 casos y 8 muertes entre el personal de las residencias de ancianos. Actualmente, hay 86 residencias de ancianos con brotes activos de COVID-19 en Ontario.