
THE LATIN VOX (12 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Lo que deberían ser puntos de salvación se han convertido en zonas de muerte. Desde finales de mayo, al menos 798 personas han muerto en Gaza mientras intentaban conseguir alimentos en centros de distribución y rutas de convoyes humanitarios, según denunció este viernes la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
Entre las víctimas, 615 fallecieron en las cercanías de sitios gestionados por la controvertida Gaza Humanitarian Foundation (GHF), una organización respaldada por EE.UU. e Israel.
Estas cifras arrojan una sombra oscura sobre una estructura de ayuda paralela, establecida tras acusaciones —no verificadas— de que el grupo Hamás desviaba ayuda del sistema liderado por la ONU.
Pero la GHF, que opera con mercenarios estadounidenses y apenas cuatro centros militarizados de distribución, ha sido ampliamente condenada por organizaciones humanitarias, que la acusan de violar los principios de imparcialidad y de ser cómplice de posibles crímenes de guerra.
Comida bajo fuego
“Las personas están muriendo mientras hacen fila para conseguir un plato de comida”, declaró Ravina Shamdasani, portavoz de la ONU en Ginebra. El simple acto de buscar alimento se ha vuelto una ruleta rusa mortal.
La GHF ha negado las acusaciones y calificó los datos de la ONU como “falsos y engañosos”, afirmando que las muertes se han producido en relación con convoyes de la ONU, no con sus propios centros.
Sin embargo, organizaciones médicas y testigos en Gaza describen una realidad dramáticamente distinta: disparos diarios contra civiles hambrientos, largas caminatas bajo el sol para llegar a centros militarizados y una logística caótica que expone a la población a fuego cruzado.
El viernes, al menos 10 personas murieron y más de 60 resultaron heridas cuando fuerzas israelíes abrieron fuego contra una multitud en Rafah. Al mismo tiempo, los hospitales colapsan: el jefe de pediatría del hospital Nasser en Khan Younis describió la situación como “el mismo infierno que en cada masacre”.
Una crisis alimentaria sin precedentes
La organización Médicos Sin Fronteras alertó de un aumento “brusco y sin precedentes” en los casos de desnutrición aguda. En su clínica de Ciudad de Gaza, el número de pacientes se ha cuadruplicado en solo dos meses.
Y mientras los disparos y los bombardeos continúan, las esperanzas de paz se desvanecen. Aunque EE.UU. y Qatar impulsan un nuevo acuerdo de alto al fuego, los gazatíes viven entre promesas vacías y la constante amenaza de morir por hambre, por un misil o por un disparo mientras hacen fila por pan.
“Dicen que habrá tregua. ¡Cada día lo dicen! Pero es mentira”, lamentó Nahla abu Qursheen, madre de cuatro hijos que pasó la noche en la calle tras huir de los tanques israelíes. “Mis hijos dormían apretados bajo un trozo de tela. No sé si nuestro campamento sigue en pie”.
¿Un “proyecto humanitario” o un plan de desplazamiento forzado?
La propuesta del ministro de defensa israelí, Israel Katz, de crear una “ciudad humanitaria” en el sur de Gaza ha generado alarma entre juristas y organismos internacionales, que lo ven como un intento encubierto de desplazamiento forzado —un crimen contra la humanidad según el derecho internacional.
Juliette Touma, portavoz de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), advirtió que este tipo de planes solo agravan la crisis humanitaria y despojan a los palestinos de su derecho a permanecer en sus hogares.
Un conflicto sin tregua
La guerra en Gaza, iniciada tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, que dejó más de 1,200 muertos en Israel, ha causado más de 57,000 muertes en Gaza en los últimos 21 meses. Cada día que pasa sin acuerdo agrava el sufrimiento de una población que ya ha sido desplazada múltiples veces y que lucha por sobrevivir entre ruinas, hambre y miedo.
Mientras líderes globales discuten desde cómodos salones diplomáticos, en Gaza la ayuda ha dejado de ser un salvavidas y se ha convertido en un campo de batalla.
Crédito fotográfico: Axios