THE LATIN VOX (16 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Tras seis rondas de negociaciones y más de dos años de debates, los intentos de la comunidad internacional por alcanzar un tratado global para frenar la contaminación por plásticos se estrellaron en Ginebra. La reunión, que se prolongó más allá del plazo previsto, terminó sin acuerdo y sin una hoja de ruta clara, lo que varias organizaciones calificaron como “un golpe al multilateralismo”.
La principal disputa giró en torno a la cuestión clave: si el tratado debía incluir medidas legalmente vinculantes para limitar la producción de plásticos y controlar los químicos tóxicos utilizados en su fabricación.
Países productores de petróleo y gas, encabezados por Arabia Saudita y Kuwait, rechazaron los borradores de texto presentados por el presidente del comité negociador, el diplomático ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso, al considerar que iban “más allá del mandato” al abordar la producción.
Frustración y acusaciones cruzadas
Delegados de la Unión Europea, América Latina, África y los Estados insulares del Pacífico expresaron una profunda frustración. “Un pequeño grupo de Estados bloqueó de manera sistemática las negociaciones porque simplemente no quieren un acuerdo”, lamentó Sebastián Rodríguez, delegado de Colombia.
Desde Tuvalu, en nombre de 14 pequeños estados insulares, se advirtió que el fracaso supone una amenaza directa: “Sin cooperación global, millones de toneladas de desechos plásticos seguirán arrojándose a nuestros océanos, afectando nuestros ecosistemas, la seguridad alimentaria y nuestra cultura”.
La ministra francesa de transición ecológica, Agnès Pannier-Runacher, dijo sentirse “decepcionada y enfadada” porque intereses financieros de corto plazo impidieron un tratado ambicioso. En el mismo tono, la representante británica Emma Hardy aseguró que su país trabajó “incansablemente hasta el final” para lograr un acuerdo eficaz.
China pide paciencia, ONG hablan de fracaso
China, cuya postura se percibió como más conciliadora, definió la lucha contra la contaminación plástica como “una maratón” y llamó a considerar el revés como “un nuevo punto de partida”.
Las ONG fueron menos optimistas. La Environmental Investigation Agency advirtió que la falta de acuerdo representa un serio revés para la cooperación internacional. “Si se reanudan las conversaciones, se necesita una nueva dinámica, un nuevo liderazgo y empoderar a los delegados para votar. Repetir el mismo proceso esperando un resultado distinto es la definición de la locura”, señaló Christina Dixon.
Un futuro incierto
El último borrador de tratado eliminó cualquier referencia a límites de producción, aunque reconocía que los niveles actuales son “insostenibles”. Aun así, no consiguió el consenso de los 184 países participantes.
La sesión fue suspendida, no clausurada, lo que abre la puerta a un eventual nuevo intento. “Estamos trabajando para definir una fecha y un lugar para reanudar las conversaciones”, explicó Valdivieso.
Mientras tanto, la crisis plástica sigue avanzando: se estima que cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plásticos, de las cuales al menos 11 millones terminan en los océanos.
Para muchos delegados, este fracaso no marca el final de la negociación, pero sí el inicio de un duro debate sobre si el camino multilateral es suficiente para enfrentar uno de los desafíos ambientales más urgentes de nuestro tiempo.
Crédito fotográfico: Naciones Unidas (sede en Ginebra)