OpenAI Acusa a DeepSeek de utilizar sus modelos para entrenar su propio chatbot

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THE LATIN VOX (29 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

La carrera global por dominar la inteligencia artificial (IA) acaba de dar un giro inesperado. OpenAI, la empresa responsable de la creación de modelos como ChatGPT, ha emitido fuertes acusaciones contra su competidor chino DeepSeek, alegando que la compañía utilizó sus modelos de IA para entrenar su propio chatbot, el R1, lo que podría haber infringido sus términos de servicio.

Según el medio Bloomberg, OpenAI habría descubierto pruebas de que DeepSeek empleó un proceso conocido como “destilación”, una técnica mediante la cual un modelo de IA extrae y reutiliza el conocimiento de otro, en este caso, de los modelos de OpenAI.

Este proceso, que consiste en «filtrar» datos a través de preguntas repetidas, podría haber permitido a DeepSeek replicar características avanzadas de la inteligencia artificial de OpenAI sin incurrir en los elevados costos de computación y recursos que normalmente se requieren para el entrenamiento de modelos a gran escala.

La revelación ha causado un terremoto en los mercados financieros, especialmente en el sector de semiconductores. Nvidia, una de las empresas más beneficiadas por el boom de la IA, vio cómo su valor se desplomaba un 10% en un solo día, lo que representa la mayor caída de su historia.

Aunque las acciones se recuperaron parcialmente el día siguiente, la incertidumbre sigue siendo palpable. Los inversionistas ahora se preguntan si el crecimiento de la industria de la IA, tan dependiente de grandes cantidades de poder de procesamiento, podría estar basado en supuestos equivocados.

El modelo R1 de DeepSeek ha logrado resultados comparables a los de gigantes tecnológicos que invierten miles de millones en infraestructura de IA, lo que hace aún más sospechoso el origen de los datos utilizados para su entrenamiento.

En medio de este torbellino, OpenAI, junto con su socio estratégico Microsoft, ha comenzado a investigar si DeepSeek accedió a grandes volúmenes de datos de OpenAI de forma no autorizada.

El concepto de “destilación” ha sido confirmado por figuras relevantes como David Sacks, un influyente capitalista de riesgo, quien fue nombrado por el expresidente Donald Trump como “zar” de la IA y las criptomonedas.

Sacks afirmó que hay pruebas sustanciales de que DeepSeek utilizó este método para extraer conocimiento de los modelos de OpenAI sin permiso, lo que ha enfurecido a la empresa estadounidense.

Sin embargo, este no es un caso aislado de conflictos sobre propiedad intelectual en el mundo de la IA. OpenAI también enfrenta litigios por el uso no autorizado de datos, incluidos los de medios de comunicación como el New York Times, que argumentan que sus contenidos fueron utilizados sin autorización para entrenar los modelos de OpenAI.

Este panorama subraya una de las tensiones más profundas en el campo de la IA: el equilibrio entre la innovación tecnológica y los derechos sobre los datos y el conocimiento.

Las acusaciones contra DeepSeek no solo podrían desencadenar una nueva disputa legal, sino también abrir una nueva fase en la competencia tecnológica entre Estados Unidos y China. Ambas naciones, que han liderado el desarrollo de la inteligencia artificial, se encuentran en una constante carrera por la supremacía en este campo.

De confirmarse las alegaciones, este episodio podría dar paso a regulaciones más estrictas sobre el uso de datos y los límites de lo que se puede y no se puede hacer al entrenar modelos de IA.

A medida que la tecnología de la inteligencia artificial sigue avanzando a un ritmo vertiginoso, la comunidad global se ve obligada a replantear los límites éticos y legales que rigen este sector. Las próximas semanas podrían ser cruciales para el futuro de la inteligencia artificial, tanto en términos de desarrollo como de regulación.

La pregunta ahora es si OpenAI tomará medidas más drásticas para proteger su propiedad intelectual y cómo responderán otros actores en la industria a estas acusaciones de destilación y uso no autorizado de datos.

El futuro de la inteligencia artificial está en juego, y lo que está claro es que esta disputa es solo el comienzo de una serie de desafíos legales y económicos que podrían definir el rumbo de la tecnología en los próximos años.

Crédito fotográfico: Daily Sabah


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