
THE LATIN VOX ( 8 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La diplomacia alemana ha dado un paso inusualmente firme esta semana: el Ministerio de Asuntos Exteriores convocó al embajador chino en Berlín, Deng Hongbo, después de que un buque de guerra chino dirigiera un láser contra un avión de reconocimiento alemán que participaba en una misión europea de seguridad marítima en el mar Rojo.
El incidente, calificado por el gobierno alemán como “completamente inaceptable”, representa un nuevo punto de fricción en las ya complejas relaciones entre Europa y China, y subraya los riesgos crecientes de militarización en una de las rutas marítimas más estratégicas del mundo.
Un acto hostil, sin previo aviso
Según el Ministerio de Defensa alemán, el avión afectado, una aeronave civil equipada con sensores de largo alcance y operada conjuntamente por personal civil y militar, se encontraba en una misión rutinaria sobre el mar Rojo a principios de mes, como parte de la operación Aspides, la iniciativa de la Unión Europea para proteger el tráfico comercial frente a los ataques de los hutíes respaldados por Irán.
Durante el vuelo, la aeronave fue “apuntada con un láser militar sin motivo alguno y sin previo contacto por parte de una fragata china”, que ya había sido vista anteriormente en la zona. El uso de estos láseres de alta potencia representa una grave amenaza para la seguridad de los tripulantes: pueden causar ceguera temporal a los pilotos y afectar los sistemas electrónicos del avión.
Por precaución, el vuelo fue cancelado inmediatamente y el avión regresó sano y salvo a su base en Yibuti. Aunque no se reportaron heridos, el aparato está siendo inspeccionado por posibles daños.
Precedente peligroso y patrón preocupante
Este no es el primer incidente de este tipo. En 2018, el Pentágono acusó a personal chino de utilizar punteros láser de grado militar contra pilotos estadounidenses en Yibuti, resultando en lesiones oculares leves en al menos dos de ellos. China, que en 2017 estableció su primera base naval extranjera precisamente en ese país africano, siempre ha negado esas acusaciones.
Ahora, con una presencia naval creciente en la región y el auge de la competencia militar entre potencias, la repetición de estos episodios preocupa a las autoridades europeas.
El silencio de Pekín y las implicaciones globales
Hasta el momento, la embajada china no ha respondido a la convocatoria diplomática ni ha emitido comentarios públicos sobre el incidente. El hecho de que la tripulación del buque chino no utilizara frecuencias de emergencia para comunicarse con la aeronave, rompiendo así con las normas navales establecidas, ha sido interpretado como una señal deliberada de desafío.
“Estamos hablando de una conducta que no solo pone en peligro a nuestro personal, sino que mina la cooperación internacional en una zona de alto riesgo”, afirmó un portavoz del gobierno alemán.
Aspides y la creciente militarización del mar Rojo
La misión Aspides fue lanzada por la UE en febrero de 2024 como respuesta a los ataques recurrentes de los hutíes contra buques comerciales en el mar Rojo, muchos de los cuales afirmaban actuar en solidaridad con los palestinos en Gaza. Dos marinos murieron la semana pasada en un ataque atribuido a ese grupo.
La operación europea cuenta con un mandato parlamentario para desplegar hasta 700 militares, y Alemania participa activamente con recursos aéreos y logísticos. Pero la presencia de múltiples actores militares —incluidos Estados Unidos, China, Irán y diversas coaliciones internacionales— ha convertido a esta vía marítima vital en un tablero de riesgo geoestratégico.
¿Nuevo frente en la tensión chino-europea?
Para Alemania y sus aliados europeos, el incidente va más allá de un simple malentendido naval. Es un reflejo de una tendencia más amplia: el ascenso de China como potencia militar global y su disposición a desafiar normas internacionales cuando le resulta conveniente.
El llamado de Berlín al embajador chino es, por tanto, más que un gesto protocolario. Es un mensaje directo: Europa no tolerará agresiones encubiertas bajo el pretexto de operaciones “normales”.
A medida que crece la presión para mantener el orden internacional en espacios compartidos como el mar Rojo, los líderes europeos enfrentan una difícil tarea: contener estos actos provocadores sin escalar la tensión diplomática, mientras protegen la libertad de navegación y la seguridad de sus ciudadanos.
Crédito fotográfico: ESUT