Opinión: Aranceles, tribunales y retórica apocalíptica … la nueva batalla de Donald Trump

To shared

THE LATIN VOX (19 de septiembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

La reacción del presidente Donald Trump a la reciente decisión de un tribunal de apelaciones sobre sus aranceles no solo fue desproporcionada, sino que rozó lo delirante. Tras el fallo que declaró ilegales sus aranceles generalizados a decenas de países, Trump aseguró en su red social que la medida judicial “literalmente destruiría a Estados Unidos”.

El mandatario, en su segundo mandato, llegó a equiparar el rechazo a sus aranceles con una catástrofe de magnitudes apocalípticas, insinuando que la nación más poderosa del planeta quedaría reducida a escombros si los jueces torpedeaban su política comercial estrella. “Nos convertiríamos en una nación del Tercer Mundo”, exclamó, con un dramatismo que incluso figuras conservadoras calificaron de “lunático”.

La realidad económica contradice sus afirmaciones. Antes de la imposición de sus llamados aranceles del “Día de la Liberación” en abril, la economía estadounidense mostraba fortaleza: bajo desempleo, crecimiento sólido del PIB y una inflación en descenso. El semanario The Economist describía entonces a Estados Unidos como “la envidia del mundo”.

El fallo de la corte de apelaciones del circuito federal en Washington fue categórico: Trump se excedió en sus atribuciones al invocar la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional para justificar aranceles de entre 10% y 50% sobre importaciones de más de 70 países. El tribunal recordó que la Constitución otorga al Congreso —y no al presidente— la facultad de fijar aranceles, y subrayó que dicha ley de emergencia ni siquiera menciona la palabra “aranceles”.

Lejos de ser una amenaza existencial, varios economistas coinciden en que la anulación de los aranceles sería positiva para el país: reduciría presiones inflacionarias, evitaría trabas al crecimiento y aliviaría el bolsillo de los consumidores que hoy pagan precios más altos en bienes cotidianos, desde automóviles hasta café.

Trump, sin embargo, parece tener en mente un público específico: los seis jueces conservadores de la Corte Suprema, un tribunal que en repetidas ocasiones ha avalado sus decisiones más controvertidas mediante su “docket de emergencia”. Con su retórica apocalíptica, el presidente busca sembrar miedo y presionar a los magistrados para que reviertan el fallo.

Pero incluso dentro del pensamiento conservador hay rechazo. Académicos y juristas de corte libertario ven en los aranceles de Trump un atentado contra el libre mercado y un lastre para la economía global. “Esto es material de locura”, dijo Ramesh Ponnuru, editor de la National Review, bastión del conservadurismo intelectual en Estados Unidos.

Más allá de la disputa comercial, el episodio refleja la estrategia habitual de Trump: inflar cualquier contratiempo en una amenaza existencial, insistir en emergencias inexistentes y utilizar la retórica del desastre inminente como arma política.

La Corte Suprema, que probablemente decida el caso este otoño, enfrenta ahora un dilema histórico: reafirmar la división de poderes o seguir cediendo ante un presidente que ha hecho del hiperbole y la confrontación su sello distintivo.

Lo que está en juego no es solo la validez de unos aranceles, sino el equilibrio mismo entre instituciones y un presidente cada vez más decidido a gobernar sin contrapesos.

Crédito fotográfico: CityNews Halifax


To shared